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El puentón

El renacer de la fiesta canguesa de El Fondón

Añoranza por la verbena del arroz con leche

Las fiestas del barrio de El Fondón, a la vera del río Güeña, a tiro de piedra del paso fluvial de La Pedrera, volverán a renacer después de un larguísimo paréntesis, gracias al entusiasmo desplegado por un nutrido grupo de vecinos de Cangas de Onís que acaban de liarse la manta a la cabeza para tratar de promover y, del mismo modo, recuperar un evento que marcó una dorada época en la populosa barriada en la década de los 70 del siglo pasado, siendo una cita ineludible, por aquel entonces, de los coletazos a la temporada veraniega en la vieja capital del Reino de Asturias.

Juan Luis Casero, Jaime Fernández, José Ignacio Gil, Julio Mollera, Miguel Merino -fallecido hace varios años-, entre otros, amigos de toda la vida, supieron en su día encumbrar una fiesta, cuyo máximo referente era la denominada verbena del arroz con leche, reliquia gastronómica elaborada antaño en el obrador de la confitería Merino, hasta convertirla, merced a las orquestas de renombre contratadas, en uno de los puntos álgidos de la comarca del oriente asturiano, sin escatimar esfuerzos a la hora de contratar a algunas de las más prestigiosas orquestas del momento, así como también a las mejores fanfarrias que había en este país.

Ahora, varias décadas después, parece que despierta de nuevo interés por revivir aquellos mágicos períodos en el remozado barrio de El Fondón, inclusive con el detallazo de las tarrinas del famoso arroz con leche para repartir entre los asistentes a la verbena bautizada en el argot cangués con el nombre del exquisito postre. Me congratulo de esa iniciativa, totalmente espontánea, pese a que, a buen seguro, les robará mucho de su tiempo de ocio a los organizadores para intentar sacarla adelante y ponerla, si nada se tuerce, a la altura que se merece. Aplaudo en estos instantes de crisis que existan colectivos con afán de recuperar eventos.

Precisamente ese frenesí por la fiesta de El Fondón, que llevaba fraguándose tiempo atrás, arriba en un periodo donde no es fácil encontrar a gente apasionada que ayude a tirar del carro en materia de organización de actividades. Por ello, resulta digno de elogio que un grupo de amigos y amigas, de diferentes edades, vinculados al popular barrio, aunque muchos ya no residan en él, hayan asumido con considerable interés el objetivo de querer reconquistar ese acontecimiento para disfrute de todo el mundo, tanto cangueses como forasteros. Ojalá no sea flor de un día y consiga, a través de la colaboración vecinal y del empresariado local, alcanzar el esplendor que tuvo en sus mejores años. ¡Viva El Fondón y sus gentes!

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