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Con sabor a guindas

De Candás a Ribadesella

Sobre "La Indiana" de María Teresa Álvarez

Dos villas de tradición marinera se unieron, en la tarde del día 24, en la voz de la escritora María Teresa Álvarez, en la presentación de su libro "La Indiana", en la Casa de Cultura riosellana.

Organizaba la Asociación Riosellanos por el Mundo y la tertulia femenina El Garabatu. Abrió el acto como presentación Luis S. Ynguanzo y seguidamente tomó la palabra Menchu Álvarez del Valle con la personalidad de su voz prodigiosa y gran dominio del micrófono, para en una muy amena y acertada entrevista supo, con delicadeza, tocar temas privados y profesionales de a autora.

María Teresa tomó las riendas de sus libros de historia hace unos años donde la mujer se hace protagonista. Descuelgo de mi biblioteca la vida de Bárbara Blomberg, la pasión íntima de Carlos V, la Madre Sacramento, Catalina de Lancaster, primera Princesa de Asturias, Isabel II y la presentada ayer entre otros.

Nace el libro de "La Indiana" allá por Candás, en los primeros días del año de 1877, tras aquel desolado amanecer del naufragio marinero en aquella oscura noche que marcó la tragedia que conmovió a Asturias. La autora habla de la mar con cariño y respeto. Conoce que sus aguas saben de alegrías y tristezas. Esa mar que es amiga, madre y compañera, allí donde se abrazan milagros y misterios bajo la mirada de su horizonte inmenso.

Su color azul se hace historia en la palabra de la escritora y evoca la dureza de los hombres de la mar en aquel siglo XIX y el vivir de sus descendientes que, en ocasiones, abandonan sus hogares a otros países en busca de fortuna. Los mimbres que tejen el cesto de esta deliciosa novela son los niños Marina y Silverio que perdiendo a sus padres sus vidas tomas diferentes caminos, él emigrante a Cuba, ella, esperándole en Candás.

Transportada por el recuerdo el protagonista Silverio trata de integrarse en Cuba ante las progresivas aventuras y niveles que le va ofreciendo el destino pensando en el regreso a su añorada tierra natal.

Dice María Teresa que a ella le encantan los retos que salen a su encuentro y más si logran la satisfacción en sus resultados. Para ella el amor es fundamental, necesario es no perderlo y conservarlo como sujeto de oración de todos sus personajes. Se dejan ver con frecuencia a lo largo de la obra.

Sabido es que desde Asturias numerosos emigrantes salieron para las Américas. Ribadesella sabe de ello a través de su bergantina Habana que a partir de 1862 realizó sus viajes. Mi abuelo materno Ramón y mis tíos Luis, Ramón y Manolo estuvieron varios años por aquellas tierras. En ellas, mi tío abuelo Antonio Quesada fue alcalde de La Habana.

Entre los asistentes al acto el ilustrísimo abad Juan José Tuñón; la concejala de Cultura, María José Bode; el escritor, Ignacio Gracia Noriega, y su esposa, Covadonga; la periodista María Eugenia Yagüe; en representación de los emigrantes, la señora viuda de Baltasar Cue, residente en México, y gran número de personas nativas y veraneantes que disfrutaron del momento. En un animado coloquio intervinieron algunas de las personas citadas y también servidor, que recordó la presentación, en este mismo lugar, en el año 2006, del libro "Isabel II". Venía María Teresa acompañada de su esposo Sabino y de Marcelino Oreja y señora. Tuvimos una agradable cena y sobremesa y al igual que hoy, también le dediqué unas palabras en LA NUEVA ESPAÑA. Cómo pasa el tiempo.

Como final me vi rodeado de las damas de la tertulia, Menchu, Carmina, María Eugenia, Estela y Patricia, que en unión de María Teresa brindamos por el éxito de "La Indiana" bajo la terraza de un restaurante en la plácida noche riosellana. Una animada e interesante conversación. La luna, que fue testigo de nuestra charla, hizo de despertador y nos avisó que era la hora de regreso. Camino de las doce se invirtió el recorrido, ahora toca ir de Ribadesella a Candás.

Fue un feliz día literario.

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