Aurea Martínez tiene 100 años, una vitalidad asombrosa y un pesar que no la abandona: el lamentable estado de El Bau, la ensenada que rodea a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de "su" Barru del alma, uno de los parajes más espectaculares de Asturias, patria querida. Esta barrucana recuerda cuando había truchas río arriba de Los Molinos, y unas anguilas enormes de ahí hacia abajo. Y almejas, "no muy grandes, pero muy sabrosas", subraya. Cuenta como algunos de sus sobrinos recogían un "cestáu de cámbaros" en apenas unos minutos cuando le pedían un arroz bien acompañado. El Bau era un vergel. Ya no. Porque el arenero de Grandiella primero y los vertidos procedentes de Posada que invaden La Llera y Jonfría después lo han dejado agonizante. El mejor regalo para los 101 años que Áurea cumplirá en enero sería que El Bau comenzara a recuperarse. Ojalá que todos lo veamos.
