Me comentó mí primo Heriberto, "el Chatu", que vive en Tabardín, una anécdota registrada en la recuperada, tras más de tres décadas, fiesta del barrio del Fondón de Cangas de Onís, en la noche del pasado viernes, a la vera del río Güeña, la cual tuvo como protagonista, además de mucha música, el arroz con leche. Sí, sí, ese delicioso manjar que, ¡mira por dónde!, trajo de cabeza a más de uno en pleno jolgorio festivo. El asunto fue que los encargados de elaborar ese riquísimo postre se sintieron totalmente ninguneados cuando observaron que alguien, con cierto atrevimiento, quiso poner la guinda dulce echándole canela en polvo a los vasitos que contenían el susodicho arroz. Ese toque -la canela de marras- no gustó nada, pero que nada, a los expertos en las tareas reposteras, quienes tampoco preveían requemarlo con azúcar. Lo habían dejado inmaculado para la degustación de los cientos de asistentes a la fiesta, pero acabó cubierto con polvos de canela. Vamos, que los gustos van por barrios, empezando en el Fondón, continuando por el Reboriu y finalizando en el parque "Casa Riera", con la pitanza del Pescador.
