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In memóriam

Un comprador solidario de salmones

La ayuda de Emilio Pando a los más necesitados

Emilio Pando Bustillo, fallecido el pasado jueves, será recordado en la cuenca del Sella como una persona que ayudó a muchísimos ribereños a sacar adelante a sus respectivas familias, merced a la compra de los salmones que capturaban en las épocas de mayor esplendor, en las doradas campañas de las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado, en ese mítico río del oriente del Principado de Asturias. Temporadas en las que el Sella solía dar más de un millar de ejemplares o más, como en 1954 que se echaron a tierra 2.871, siendo Ramón Junco Pando ("Mongo") y Manuel García Cibrián ("El Molineru") quienes se llevaron la palma con 86 y 85 piezas, respectivamente.

La Ferretería Pando, regentada durante décadas por Emilio Pando Bustillo, localizada en la popular plaza del Cañón, en la capital parraguesa, era el punto de encuentro al que acudían los ribereños de la zona para ofrecerle sus capturas, pese a que había otra gente que también se dedicaba a esos mismos menesteres -comercializar los salmones- en la villa de Arriondas. Pando, amante de la pesca fluvial como buen ribereño, igualmente compraba el campanu del Sella, pues los dos primeros salmones capturados, levantada la veda, casi siempre eran adquiridos por el consejo de administración del Banco Herrero.

Guardo infinidad de anécdotas sobre el inicio de la campaña salmonera, ya que más de tres décadas dan para mucho. Así, en una ocasión, a finales de los 80, cuando los móviles e Internet eran una quimera, recuerdo que acudí al otrora bar "El Gijonés", lugar habitual de precinto de salmones por aquel tiempo, en Arriondas, para recabar pormenores del pescador que acababa de sacar el campanu del Sella. Me di con un canto en los dientes cuando el autor de la hazaña me comentó que no podía posar para LA NUEVA ESPAÑA, pese a que le gustaría, pues acababa de vender la exclusiva a otro medio informativo regional -consistente en una caña y un carrete de pesca-. Nunca antes se me había presentado algo parecido.

Ni corto, ni mucho menos perezoso, sólo tuve que cruzar la carretera general para acercarme a la tienda de Emilio Pando y comentarle que había ido a retratar el campanu. Ni un solo problema, todo facilidades. A falta del protagonista material de la captura, el pescador, vecino para más inri de Coviella (Cangas de Onís), posó, sonriente, sujetando la pieza uno de los empleados que trabajaban en la citada ferretería parraguesa. Al día siguiente, tras explicar con anterioridad al redactor el asunto de la exclusiva que barajaba la competencia, la foto de marras fue portada en LNE. Desconozco a estas alturas si llegó a buen puerto el ofrecimiento del material de pesca al afortunado ribereño que capturó el campanu del Sella aquel año, el cual salió varias jornadas después del inicio de la temporada y no el día de la apertura.

Otra cosa anecdótica que me viene a la memoria, teniendo como protagonista a Emilio Pando Bustillo son las bandejitas de salmón ahumado que regalaba a sus amigos y clientes en la cercanía de las fechas navideñas. Enviaba algún que otro salmón del Sella a ahumar a Madrid y, una vez ejecutada la tarea, cumplía con sus compromisos más inmediatos, a modo de detalle para sus amistades en las señaladas fechas. Como buen pescador, guardaba con mimo una foto del año 1953 en la que aparecía, junto a su amigo Ramón Llamedo Olivera ("El Roque"), con un ejemplar de 15 kilos capturado en L'Alisu, utilizando como cebo el devón.

Alcalde de Parres, entre 1979 y 1983, el primero del periodo constitucional, Emilio Pando Bustillo deja un gran recuerdo en la vida social del ribereño concejo. Su labor política, bajo las siglas del PSOE, además de su reconocida trayectoria en el gremio de la ferretería y materiales de construcción, marcaron una época en la villa. A ello se añade la indiscutible ayuda que desplegó durante tantísimos años, a la mayoría de los ribereños de la comarca sellera, adquiriendo miles de ejemplares a lo largo de varios lustros mientras estuvo autorizada la comercialización. Muchos pescadores de la cuenca del Sella, no sólo los parragueses, le vanagloriaban y no era para menos, gracias a los salmones.

Descanse en paz.

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