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El puentón

El mundo al revés

Sobre la comercialización de las angulas en Asturias

Algunos se echan las manos a la cabeza cuando leen, ven o escuchan lo desembolsado por las primeras angulas de la recién inaugurada temporada de 2015, tanto en Ribadesella como en San Juan de la Arena. Auténtico "oro blanco" para los pescadores que tuvieron la gran suerte de capturarlas en tan señaladas fechas y, por supuesto, gran difusión publicitaria para quienes desembolsaron esas soberbias cantidades de dinero, pese a la cacareada crisis del país. Así, tanto unos como los otros, contentos y satisfechos, aunque no acabasen comiendo perdices.

Dicho esto, lo que apenas parece tener transcendencia es la anómala situación en la que está sumido el Principado de Asturias a la hora de redactar una normativa de pesca que permite la captura de los alevines de la anguila, es decir, la angula y, además, autoriza su comercialización. Me resulta muy difícil de entender, pero mucho más cuando la propia anguila ("Anguilla anguilla") está vedada, tal como recoge la resolución de 19 de octubre de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, publicada en el correspondiente BOPA (24/10/2015).

Mucha gente, y con razón, piensa que es el mundo al revés. Hasta es posible que tengan razones demoledoras, ya que resulta inconcebible la facilidad dada desde la Administración regional para matar angulas, con toda la regulación burocrática que se considere conveniente, y, por el contrario, se proteja a la anguila adulta. ¿Se imaginan ustedes que también se autorice la captura de esguines de salmón en las aguas continentales asturianas? ¿O de los alevines de truchas?

No entenderé nunca, pues llevan varios años con esa tesitura en las altas esferas del Gobierno regional, cómo es posible que se consienta pescar a pezqueñines, tal como viene ocurriendo con las angulas, por cierto, toda una exquisitez gastronómica en ésta zona del Norte de España. Me imagino, y espero entiendan mi tozudez, que la Administración del Principado de Asturias dispone de estudios convincentes para hacer la vista gorda en ese dilema, tanto en la materia que afecta a la extracción de las angulas como en lo concerniente a la prohibición de echar a tierra las anguilas en aguas continentales de nuestra querida comunidad autónoma.

Algo falla, y permítanme mi insistencia, cuando no hay quien entienda esos rocambolescos contextos. Quizás, los expertos de turno nos convenzan algún día con sus contundentes informes o tesis; más o menos cuando el hombre arribe a Marte. Sea como fuere, bromas aparte, la realidad pasa por premiar la pesca de los alevines de la anguila y, con ello, autorizar su comercialización. Lo contrario que acontece con las demás especies piscícolas -salmón, trucha, reo...- que no se pueden comercializar (legalmente) desde hace varias campañas en Asturias. Y de no dar la talla, también hay que devolver las piezas al río, salvo... ¡las angulas!

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