Una "conjunción planetaria" ha permitido evitar "toponimicidios" como el que pretendía llamar "Ledo" al polígono piloñés de Lléu, "Nocedo" a Nocéu, "Junco" a Xuncu, "Barredo" a Barréu, "Sardedo" a Sardéu o "Elgueras" a Jelgueres o H.elgueres. Es verdad que en algunos lugares aparece aún un estrambótico "Lerado" al referirse al cangués barrio de El Lleráu, y que se ven "palabros" como El Mazuco, Los Callejos, Caldueño, El Fito... Más difícil parece conservar otros, como Valmori o Po, porque los vecinos prefieren las formas castellanizadas, Balmori y Poo. Y quizá lo mismo acabe ocurriendo con Lledíes, Turancias, Ixena, Jontoria, Villajormes, Llue, La Llende, Jortigueru, Llastres, Lluces... El imperio es insaciable. Las colonias quieren ser imperio. El pueblo es olvidadizo, tiene memoria de pez. Y, encima, hay quien ni siquiera ha escuchado con atención la voz de sus mayores, "los antiguos", que diría la tía Ledina.