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Con sabor a guindas

Mis oraciones orientales

Les confieso que siempre he rezado, con profunda fe, a mi querida comarca oriental, a la de Picos de Europa, como ahora se le llama. Mis oraciones no son tan viejas como sus tradiciones y costumbres, pero cierto es, y más de medio siglo lo contemplan, que mis plegarias llevaron siempre como destino que su pasado, presente y futuro caminen por las mejores sendas, con ilusiones y esperanzas compartidas.

El cuerpo y el alma de esta maravillosa zona siguen en el tiempo con sus aires limpios que abanican las grandes bellezas de su paisaje, arte, cultura, vieja arquitectura de labradas piedras, modernos edificios, cuidados pueblos que se dejan acariciar por las aguas, bravas o pacíficas, de sus playas, ríos y montes.

Permítanme que refleje sobre mis cuartillas estas alabanzas. No puedo remediarlo, yo soy así cuando hablo de esta tierra, que adoro. Trato de que sueños y realidades se den la mano en ese abrazo de afecto y amistad que les profeso. Sabido es que todos sus encantos están ahí para deleite de nativos y la admiración de sus frecuentes visitantes.

Larga es la historia de este ala de Asturias que desde siglos sabe de ser capital de reino, del sagrado lugar de Covadonga, de su naturaleza, de su agricultura, de su gastronomía, de su despertar turístico, de su esperanzador futuro, en ese deseo comunitario que debemos trabajar en unido equipo entre la administración y los ciudadanos.

Promesas y penitencias que debemos de cumplir, como ese giro de la vida que nos llega arropado por las mil formas de entender lo divino y humano del vivir cotidiano, para salir al encuentro de más viva realidad.

Quisiera que en el momento actual la comarca sea más colectiva y menos localista. Los que llevamos años en el deseo de un bien general pensamos que todos los caminos deben de conducirnos a un mutuo entendimiento, con esa prudente calma que gobierna el diálogo. No olvidemos que tenemos el privilegio de una calidad diferenciada, que sería la definitiva etiqueta de nuestro marchamo turístico.

Así las cosas, si lo tenemos casi todo, me pregunto: ¿Qué nos ocurre, en el momento actual, para demorar la llegada del entendimiento entre ayuntamientos y empresas, sin olvidarme de las distintas asociaciones? No vayamos cada uno por su lado, con prisas desordenadas, tratando de pulsar tan sólo nuestro propio botón de ascensor. Tengamos y busquemos esa medida de prudencia y ofrezcamos toda nuestra riqueza comarcal de una forma conjunta.

A quien corresponda, yo pediría para mi comarca que cada lugar aporte sus pequeñas cosas de calidad para hacer bueno todo un conjunto. Creo que es el único mapa posible que nos puede servir de brújula para guiarnos al mejor de los destinos y hacer de nuestra zona una de las visitadas de España.

Nos sobran mimbres para hacer el más precioso cesto y depositar en el todo un trabajo en equipo en defensa de este lugar de privilegio que con sus playas, ríos, Picos de Europa y todo un conjunto de atenciones personales, está a una muy gran altura en el turismo nacional.

Estudiemos esto con calma. Considero que es lícito que cada villa no descuide y ponga en práctica la habilidad de sus propias cartas de captación individual, pero, eso sí, siempre con deseos de colaboración y respeto a los demás.

Esto es algo que desde hace medio siglo he tratado de conseguir desde mi devoción por la comarca y que desde los primeros pasos de Fitur se hizo patente. Hoy creo sinceramente que desde nuestra madurez compartida de administración y empresas lo tenemos al alcance de la mano. No lo demoremos.

Felicidades para todos en el nuevo año.

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