Hace poco más de un año se apuntaba en este mismo rincón que el anterior gobierno llanisco creía haber "inventado" el urbanismo del futuro: "la realidad fáctica". El "método" era sencillo. Para urbanizar, por ejemplo, el mar Cantábrico bastaba con pergeñar un plan, recalificar la mar salada y aprobarlo con el rodillo. Por supuesto que el "frente del no" lo recurriría, pero como los tribunales de Españistán tardan ocho años en ofrecer una sentencia firme, bastaría con aprovechar ese tiempo para urbanizar playas, rías, campos de bufones y caladeros. Porque, aunque al final el Tribunal Supremo lo anulara todo, la "realidad fáctica" diría que la mar ya estaba urbanizada y, por lo tanto, esas zonas del océano serían suelo urbano. Era, claro está, una "ocurrencia" sin pies ni cabeza, y ahora ha venido la CUOTA -que tiene también mucho de lo que avergonzarse en relación con el urbanismo llanisco- a confirmarlo. Y otra vez la razón para los mismos.
