Tengo con la mosca detrás de la oreja a un buen amigo que cruza todos los días, salvo puntuales excepciones, por la acera del "puente nuevu", frente al famoso Monumento Nacional de Cangas de Onís, sobre el mítico río Sella, para realizar sus acostumbradas gestiones. Mi interlocutor, prejubilado y cangués de nacimiento, pero afincado desde hace algunos años en un pequeño núcleo rural del concejo de Parres, está sumamente contrariado por el novedoso proyecto de "ampliación del margen derecho de la carretera N-625, referente al ensanche de la polémica acera que une los concejos cangués y parragués.
Todo apunta a que la actuación -una de las promesas electoral del PP cangués-, cofinanciada por una subvención del organismo autónomo Parques Nacionales, se sacará a licitación antes de que finalice el presente mes de enero o bien en la primera quince del próximo mes de febrero. La inversión de la misma ronda los 97.000 euros y con ella se pretende ampliar en dos metros de ancho la susodicha acera del "puente nuevu", pasando de los actuales dos metros a cuatro; del mismo modo, se prevé modificar los carriles de la N-625 en ese tramo, de los 4,5 metros que tienen pasarían a tan sólo 3,5 metros.
Desde el primer momento, electoralismo a un lado, me pareció una gran idea ese ambicioso proyecto del regidor cangués José Manuel González Castro en la última precampaña, dado que el principal objetivo sería ganar seguridad para los cientos de turistas que buscan plasmar la foto de rigor en su visita a la ciudad de Cangas de Onís, delante de El Puentón. El ensanche de la acera evitaría que muchos de los foráneos tuviesen que tirarse a la travesía de la N-625 para, en medio de la carretera y con el trasiego de vehículos, conseguir el enfoque más favorable para sus móviles o cámaras fotográficas. Además, esa deseosa obra redundaría en el atractivo de buena parte del entorno del popular "puente romano".
Dicho esto, reflexionando sobre el asunto, encuentro pegas notables al proyecto. En mi opinión, aunque muchos no estén en la misma línea -políticos aparte-, considero desacertado que no se haya conseguido "volar" apenas 90 ó 95 centímetros la ampliación de la citada acera del "puente nuevu" sobre el Sella, dejándola en línea con las barandillas protectoras, desde la parte colindante con el jardín de los Reyes Caudillos, al pie de la escalinata por la que se baja a la orilla del río, hasta las inmediaciones de la plazoleta del barrio de El Puente Romano, en término municipal de Parres. Al parecer, la Confederación Hidrográfica, entre otros organismos públicos, ponía reparos a la construcción de ese supuesto "voladizo" sellero. Insisto, no creo que ampliar hacia el cauce hubiese conllevado una trascendente modificación del actual viario peatonal.
A estas alturas, en tanto el Consistorio cangués contempla culminar esas obras en el espacio de tiempo más breve posible -se barajó Semana Santa- y que no afecte a la temporada turística, sugeriría que se hiciesen las gestiones oportunas para proponer una segunda fase de ensanche de la misma acera de la N-625, en este caso sobre el río Sella. Esos 90 ó 95 centímetros de rigor serían de total acierto en pro de la mejora y embellecimiento, con la dotación de mobiliario urbano, para uno de los lugares que mayor número de visitas registra en toda la comunidad autónoma: El Puentón de Cangas de Onís.
Como en muchos otros avatares, las obras de la acera del "puente nuevu" no van a dejar satisfecho a todo el mundo. Lo que algunos veían, no hace tanto tiempo, como una foto-montaje, ahora lo observan con otros ojos bien distintos. La idea, y no me cansaré de decirlo, me pareció desde un primer momento atrevida e interesante. Pero, proyectada sobre el plano, ha quedado, desde mi particular punto de vista, un tanto raquítica por el rechazo a volarla sobre el río Sella. Y hablamos de algo menos de un metro para uso exclusivo de peatones, como debe ser. Ojalá el tema no quede en mera sugerencia y se haga realidad en un futuro inmediato.
