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Ramón Díaz

Orientalia

Ramón Díaz

Democracia y espíritu crítico

Definitivamente, la democracia directa requiere una sociedad culta y educada, y ciudadanos con espíritu crítico. Porque sin cultura, sin educación y sin espíritu crítico la democracia flojea y el populismo (que siempre vuelve) encuentra su perfecto caldo de cultivo. Imaginemos que hubiera democracia directa. Entonces habría que preguntar a los ciudadanos, por ejemplo, si quieren un chiringuito de playa en El Sablón, si desean un centro comercial y dos edificios de cuatro alturas con ochenta viviendas junto al palacio de Partarríu, si les gustaría que los coches aparquen junto a los bufones de Llames de Pría, si estaría bien que en La Talá se construyeran quinientas viviendas, si les apetece un teleférico a El Cuetón y otro a Buferrera, si hay que exterminar al lobo... Quizá no estamos preparados para enfrentarnos a esas preguntas con conocimiento de causa y espíritu crítico, y lo mismo responderíamos con las vísceras, en vez de con la razón.

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