Ponga es la gran sorpresa del Oriente, el último paraíso virgen de la comarca, una maravilla. Pero se muere. Tiene la gran ventaja y el enorme inconveniente de que es un fondo de saco, por allí no se va a ningún otro sitio, así que quien llega a Ponga es únicamente por eso, porque ha decidido ir a Ponga. Eso ha salvado al concejo de la masificación que ha destruido otros parajes, pero, a la vez, lo ha mantenido alejado, olvidado, perdido. Entrar en Ponga desde Amieva impresiona. Ese desfiladero (ahora carbonizado por los incendios del invierno), esas praderías, esas cumbres, esos pueblos, esa naturaleza exuberante... El desfiladero de Los Beyos, el impresionante acceso a Viboli, Biamón, el bosque de Peloño, Les Bedules, la carretera a Piloña, Ventaniella, Arcenoriu, Fonfría, Vallemoru... Ojalá el día que el mundo descubra este rincón fantástico el concejo sepa desarrollarse sin caer en excesos. Para que siga siendo la última frontera.
