El servicio de salvamento le cuesta a cada habitante de Caravia 86 euros. Es la cara amarga del municipio turístico: hay que atender a mucha más población durante las épocas vacacionales. Caravia tiene 500 habitantes, pero en verano la población se multiplica por seis o por ocho. Y el número de usuarios de sus playas se cuenta por miles en un día de sol. Así que el Ayuntamiento se ve obligado a dar servicio a miles de personas con los tributos que pagan unos pocos cientos. De ahí las quejas de los ayuntamientos turísticos para que se tenga en cuenta su singularidad al repartir los cuartos. Pero como si lloviera. Y lo que ocurre en Caravia sirve también, aplicando la debida proporción, para Llanes, Ribadesella, Colunga y Ribadedeva. Quizás habría que cobrar entrada a los usuarios de las playas; o crear aparcamientos municipales de pago; o aplicar una tasa turística, como ya hay en media Europa... O al menos habría que debatir el asunto.
