Bien conocida es la historia de la Fiesta de las Piraguas de Asturias, asociada siempre al Descenso del Sella. No es el caso del que nos vayamos a ocupar hoy en los múltiples aspectos, envolturas, rumbos y carices que fue tomando a lo largo de sus ya casi ochenta ediciones, desde aquella primera que tuvo lugar en 1929 cuando Dionisio de la Huerta -en compañía del ahijado de su padre el médico gijonés Benigno Morán- realizó una excursión por el río Piloña desde Coya hasta Infiesto, unos cinco kilómetros recorridos en dos horas y media en una rudimentaria piragua plegable de lona -con galipote como aislante- recién adquirida en Barcelona. Se considera la primera edición del Descenso la realizada al año siguiente entre Infiesto y Arriondas, para ello Dionisio y Alfonso Argüelles en piragua doble y Manés Fdez. en piragua individual emplearon dos días, pues hicieron noche en Soto de Dueñas y, tras remar a lo largo de catorce kilómetros durante siete horas, llegaron a la capital parraguesa, la cual -a partir de 1931- ya fue siempre el punto de salida y Ribadesella el de llegada. El Descenso no se celebró entre 1936 y 1943, los años más convulsos del siglo pasado motivados por la Guerra Civil y sus consecuencias, además de soslayar la edición número XIII en 1950 (eliminándola por aquello de la superstición o triscaidecafobia que suele acompañar al número 13), de modo que se pasó directamente del XII Descenso al XIV.
El sábado, 9 de agosto de 1947, se celebró el X Descenso Nacional del Sella (aún le faltaban cinco ediciones más para considerarlo internacional). Los riosellanos Chus Villar y Manuel González ganaron en K-2 y el parragués Luis Miyares consiguió el triunfo en K-1. De modo que en Arriondas se acrecentó el interés por la prueba y -aprovechando el momento- Aurelio Sánchez Argüelles y José Carlos Nachón tuvieron la idea de organizar una carrera de piraguas infantiles. Fueron los mismos niños los que hicieron sus pequeñas embarcaciones en madera de unos 25 cm. de longitud, pintadas con sus colores favoritos y bautizadas con los nombres que les parecía oportuno, como "Rápida", "Sella", "Gaita", "Golondrina", (a imitación de las piraguas del Descenso, que también tenían cada una su nombre en aquella época).
Se redactó un reglamento y se dictaron normas para la celebración de la que pasaría a llamarse popularmente Fiesta de Les Piragüines. Se podían presentar un máximo de dos piraguas por cada participante. Don Venancio Prado González -que fue alcalde de Parres (1967-1971), además de médico- fue quien dejó recogidos en un porfolio de La Peruyal, tanto por escrito como en fotos, los datos y precisiones que aquí comentamos. Incluso el mismo don Venancio grabó una película de 8 mm. Standard de esa jornada. Según él, se hizo una cuestación y se obtuvieron seis copas, un balón, una docena de voladores, una botella de anís, así como varios paquetes de caramelos, además de una recaudación de la que se obtuvieron 229 pesetas, en donativos de 1, 2 y 5 pts. Como los gastos fueron de 215 pts. el superávit fue de 14, el cual se gastó en más caramelos.
Aquel primer año se inscribieron 88 participantes y 176 piragüines, de modo que -según este cómputo- se pusieron en el río dos pequeñas embarcaciones por todos y cada uno de los participantes. En una macona se introducían estas "aprendices" de piraguas y se soltaban río arriba, no lejos del puente de Arriondas que sería su meta.
La foto del nuevo puente de Arriondas en aquel primer "mini-descenso", en agosto de 1947, deja constancia de la nutrida representación de vecinos que asistieron a la prueba. En años sucesivos se siguió celebrando este Descenso del Sella de Piragüines, al menos durante 18 años, hasta el verano de 1965.
Una tradición que continúa en el pueblo de Arobes, puesto que cada año -con motivo de sus fiestas patronales de San Roque- celebra su particular Descenso de Piragüines en el río Piloña.
Fue Tito Sánchez "el de la ERCOA" -muy aficionado a la escritura en lengua asturiana, de la que dejó notables y muy variados trabajos- quien se encargó de escribir la salida en verso de esta fiesta infantil. En 51 versos plasmó la esencia de la misma y -al releerlos ahora- no deja de manar de los mismos la emoción de un sentir muy parragués y de un tiempo ya pasado. Sirva la publicación de los mismos como homenaje póstumo a los promotores de esta fiesta y, muy especialmente, al autor de los mismos Xuacu Fana -que ése era el seudónimo que utilizaba Tito- casi 69 años después de haberlos escrito.
Salida en verso de la fiesta de les piragüines (1947-1965):
Piragüinos infantiles
estirái todos la oreya
hasta ponerla tan grande
como coín de Teverga.
Baxái todos a la orilla,
sentaibos en una piedra
y los que sean pequeñines
queden en brazos so güela,
porque pronto D. Pelayo
que está aquí onde la frutera,
va a davos pronto permisu
pa hacer pis sobre la vieya.
Escuchái la voz de mandu
del mandamás de la Fiesta
que va a entamar la folixa
de esti DESCENSÍN DEL SELLA.
Que suba con la macona
hasta frente de La Llera
el encargáu de tirar
al agua tanta madera.
Que no gurgute un rapaz,
que piesllen todos la llengua
y cuando demos los vivas
contestái todos con fuerza,
que está sordu y tien que oyivos
San Ramonín de Coviella.
Piragüinos infantiles
tenéi atenta la oreya,
atentu el de la macona,
y cuando en el aire vea
que el palenque ya estalló
dé a les piragüines suelta.
Preparái bien la garganta
que ya empieza la Fiesta:
¡VIVA EL DESCENSÍN DEL SELLA!
¡Viva Prunales, Cofiñu, El Sucón y Castañera!
¡Que viva Llames de Parres,
Bode, Pendás, Cuadroveña!
¡Que vivan los de Tocoti,
La Vita, Arroyos, Collía,
Santo Tomás, Montealea!
¡Que vivan los de La Llera!
¡Viva Colláu l´Andrín!
¡Viva Llau, viva la Pepa!
¡Y que vivan muchos años
los raposos de Coviella!
¡Atención el de la macona,
cueteru priende la mecha!
¡VIVA ASTURIAS!
¡VIVA PARRES!
¡VIVA EL DESCENSÍN DEL SELLA!
