La conmutatividad es una propiedad que tienen algunas operaciones matemáticas según la cual el resultado de operar con dos elementos es independiente del orden en que se tomen. Vamos, eso de que el orden de los factores no altera el producto, que enseñan en la escuela. Sin entrar en profundidades, cumplen esa propiedad la adición y la multiplicación. Pero hacer política es más complicado que sumar o multiplicar. Y la política no es conmutativa. O sea, que el orden de los factores sí altera el producto. En Niembru se vio ayer claro. Puede que haya demanda de una playa para perros en Llanes (el concejal del ramo lo dice y seguro que dispone de amplios informes y sesudos estudios que lo demuestran). Pero antes de lanzar una propuesta y de pedir autorizaciones para aplicarla conviene consultar a la gente. Porque lo contrario implica un resultado distinto del esperado. Y dos más dos pueden acabar sumando cualquier cosa. Cero, por ejemplo.
