Mucho parque nacional de los Picos de Europa, mucha excelencia turística, mucho exigir a los vecinos esto, lo otro y lo de más allá, mucho blablablá, pero cuando es la propia Administración la que monta el chiringuito... todo vale. No hay más que ver el "casetu" -así lo llaman ya- que se ha montado en Covadonga, en la rotonda de la que parte la carretera a los Lagos, la empresa pública Tragsa, esa que ejecuta todas las obras en el espacio protegido por obra y gracia del Ministerio de Medio Ambiente. Un casetu tercermundista, colocado sobre una tarima de madera y con una "escalinata" digna de una película de Berlanga.

Pone eso un particular en un terreno suyo del parque nacional y le meten un paquete por afear el paisaje (delito contra el medio ambiente, que diría un jurista). Pero como lo ha puesto Tragsa; o sea, el parque nacional... pues no pasa nada. Total, que miles de visitantes ven a diario ese adefesio en Covadonga, principal escaparate turístico de Asturias. En fin...

Los candados "del amor" florecen cada temporada estival en las vallas del "puentín" o puente "nuevu" de Cangas de Onís, paralelo al "puentón" o puente "romano". Pese a que es cada vez más habitual retirarlos -existen disparidad de criterios en cuanto a mantenerlos colgados o no- de tan singular lugar, la realidad es que los turistas suelen dejar una huella de su paso por la ciudad a modo de artilugio férreo, con nombres y fecha de la estancia. Poco a poco, candado a candado, vuelven a lucir, siguiendo las modas de localidades ciudades europeas. Hablando de puentes, también están que trinan por Arriondas a causa del ninguneo al que está sometido el que lleva el nombre "Emilio Llamedo Olivera" por parte de las diferentes administraciones (¿o quizá era solo una y trina?) a la hora se someterlo a una profunda reforma. El humor de los parragueses se acaba de traducir en hacer sonar los cláxones de los vehículos que transitan por él como señal de protesta. Un cartel colocado sobre una señal de tráfico los invita a hacerlo.