Un millón doscientos cincuenta y cuatro mil euros (208,6 millones de pesetas). Un pastizal costó, en el año 2008, la depuradora de Buelna y Pendueles, perfecto ejemplo de la sinrazón que domina esta partitocracia nefasta y de la absoluta incapacidad de muchos de los políticos a los que hemos encumbrado entre todos, por acción u omisión, con nuestros votos y nuestras abstenciones. Sinrazón porque esa depuradora no funcionó nunca: ni un día, ni una hora, ni un segundo. El contador está a cero. Y no funcionó porque se instaló en un lugar llamado Cienos por una razón evidente: es una zona inundable. De nada sirvieron las advertencias de los vecinos: los políticos, los técnicos y los ingenieros siempre lo saben todo. Y, claro, se inundó antes de arrancarla siquiera. Una millonada tirada a la basura. Dinero público, de todos. En un país decente habría habido unas cuantas dimisiones. En España la mierda sigue saliendo directa al mar. ¡Ya huele!
