Indigna comprobar cómo los gobiernos, los partidos políticos (casi todos) y muchos colegios hacen el juego a las editoriales. Los libros de texto (al menos en la etapa inicial de Primaria) no pueden ser reutilizados en muchos centros por otros niños, porque se obliga a escribir en ellos con bolígrafo. Además, cada poco se modifican los textos lo suficiente como para desbaratar la herencia. En una casa con dos niños no se hace en septiembre con 600 euros, entre libros y material escolar. En algunos centros piden quinientos folios a cada alumno, veinte alumnos por aula, dos aulas por curso, seis cursos por colegio hacen un total de... 120.000 folios. Demasiado papel. Y, en general, excesivo gasto para las maltrechas economías familiares. Hay que revisar el sistema. Los libros de texto deben ser gratuitos -en México y Alemania lo son- o desterrados -en muchos colegios de Finlandia no se utilizan-. En realidad no hacen ninguna falta.
