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Dinero no habrá, pero diversiones no faltan

La exposición sobre el Llanes de los años de la Gran Guerra

La crónica del tiempo vivido en el concejo llanisco durante la Primera Guerra Mundial ha quedado reflejada en la exposición "Llanes y el eco de un conflicto lejano, 1914-1918. Centenario de la Primera Guerra Mundial", abierta en la Casa de Cultura de Llanes hasta febrero de 2017. El relato desvela detalles de un período de alta significación social y económica. Ha de sorprender, de entrada, la gran cantidad de sucesos transformadores que se produjeron en esos años. La gente pasaba "jambre" y había abismales desigualdades sociales, pero los síntomas de modernización empezaban a hacerse notar. Se simultaneaba con ello el apogeo de hábitos de ocio más generalizados, en cuyo vértice estaba la apertura de nuevos locales, como los salones Pradera y Paraíso, en los que se concedía al cinematógrafo el máximo protagonismo. "Dinero no habrá, pero diversiones no faltan", titulaba el semanario El Oriente de Asturias, al dar cuenta de los entretenimientos populares. La Banda de Música amenizaba las primaveras en La Vega de La Portilla y los goles del primer partido de fútbol que se jugaba en la villa, la oferta turística despegaba con emprendimientos novedosos (los marqueses de Argüelles daban forma en San Antón a su proyecto urbanístico "El Llanes ideal"), y no faltaban espíritus mojigatos, escandalizados por los cambios en las costumbres: "Se dice que en Puerto Chico se cometen faltas contra la moral, bañándose algunos 'sátiros', si no en traje de Adán, con simple tapa-vergüenzas, y que las señoras están disgustadísimas por esto", se quejaba El Oriente.

La carrera del progreso era ya imparable, pese a todo. A la puesta en funcionamiento de Hidroeléctrica de Purón, la llegada del ferrocarril, las obras del puerto y el tráfico creciente de automóviles, se vendrá a añadir en 1916 la instalación de la red telefónica. La fisonomía urbana se metamorfoseaba en los planos de arquitectos y maestros de obras como Manuel del Busto ("La Javariega" en Poo), Juan Álvarez Mendoza (el Casino y las Escuelas) y Fermín Coste (la plaza de Parres Piñera de Posada, el Lavadero de Llanes y el edificio de doña Flora Dosal de Victorero). La red de escuelas y colegios, donde seguía siendo clave la iniciativa de los indianos, se hace más extensa, y la industria conservera de pescado, tras la llegada de José Conde (fundador de la fábrica "La Llanisca"), se asoma por primera vez al mercado internacional y llega a exportar productos a la Europa en plena conflagración.

De los 25 paneles en que está estructurada la exposición, los dos primeros resumen las causas, el desarrollo y las consecuencias de la contienda; el tercero nos sitúa ante la España de entonces, beneficiada en la balanza comercial por su condición de país neutral, pero que no logra frenar la crisis del sistema de la Restauración y la movilización de las masas obreras; y los 22 restantes aportan datos en relación con la población y la emigración, los alcaldes de la época, la impronta de personajes como el Conde de la Vega del Sella (autor, en 1914, del estudio de los grabados y pinturas rupestres de Peña Tú), la vida cultural, los escritores y la prensa, las visitas de la realeza, el malestar de las clases trabajadoras y las repercusiones de la revolución mexicana. Quedan diseccionados así, entre armas, dibujos, fotografías y libros (como el curioso volumen "La amistad hispano germana", publicado en 1916 y prologado por Jacinto Benavente, en cuyas páginas está representado Llanes), unos años y unos sucesos poco conocidos, y sin embargo cruciales, de la historia local.

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

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