Tiene que haber santuarios naturales. Como también han de existir zonas humanizadas, urbanizadas y hormigonadas. Pero tienen que quedar áreas libres de la acción humana. O dejaremos en herencia un estercolero. Por eso tienen que existir los parques nacionales, con zonas de acceso restringido, donde rija el principio de no intervención en la naturaleza y la mínima interferencia en los procesos naturales y donde la prioridad absoluta sea la conservación. Pero ha de imperar el sentido común, que dicta que una propiedad privada no debe ser parque nacional. Y si tiene que serlo, exprópiese, que diría Chávez. Tampoco ha de ser parque nacional una zona ganadera o con actividad comercial. No pueden seguir cometiendose errores que no traen más que problemas a la gente que allí vive, a la gente que de ello vive, a la fauna, a la flora, a los ecosistemas y a la propia Administración. Hay que redimensionar los parques nacionales.