Hasta que el cambio climático convierta el Cantábrico en un cocedero de marisco similar al Mediterráneo, este otro pequeño país del Norte no puede asegurar 300 días de sol y playa al año. Así que por mucho que alguien se empeñe, seguirá siendo imposible competir con Marbella, Benidorm y Torremolinos (ciudades paupérrimas, conviene recordarlo) por conseguir el título de tostaderu mayor de Castañuelispaña. Pero si hay otros muchos atractivos; por ejemplo, potencial gastronómico de sobra para atraer a miles de visitantes todo el año. Esta pequeña comarca, periferia de la periferia de la periferia, suma 5 estrellas Michelin, más de una decena de restaurantes que quizá también la merecen, un cocinero que aspira a ser la revelación del año, el mejor restaurante de España para celiacos... y una muy bien ganada fama de que se come de fábula. En verano y en invierno; con frío y con calor; bajo el sol y entre el orbayu. Aprovechémoslo.