Si hoy llegara un marciano a esta nación de naciones quizá concluiría que en estos tiempos solo se marchan al extranjero los científicos más brillantes, los doctorados cum laude y los aspirantes a premio Nobel. Pero no. También se marcha otra gente; mucha más de la que parece. Según los datos que maneja el Gobierno de España, en la actualidad hay 21.177 residentes ausentes del Oriente; esto es, personas mayores de edad (y por lo tanto con derecho a voto) con origen o residencia en esta comarca que viven en el extranjero. O sea, que el Oriente está ya por debajo de los 51.000 habitantes (y bajando), mientras que el número de emigrantes supera los 21.000 (y subiendo). Algo falla en una tierra incapaz de ofrecer un futuro cierto a sus habitantes y que condena a semejante porcentaje de la población a emigrar. Pero parece que no es un problema: no se habla de él, como si no existiera. Y mientras tanto, los emigrantes abandonados a su suerte.
