Afirman los mandamases de la seguridad pública que en el Oriente bajaron las infracciones penales el año pasado un 8,85 por ciento, y los delitos contra el patrimonio, un 14,86 por ciento. Será que cada vez hay menos delincuentes o que cada día que pasa estamos más cerca del nirvana, porque en el último cuarto de siglo no hubo ni un año, ¡ni uno solo!, en el que las autoridades hayan reconocido que se incrementaron los delitos. De hecho, si echáramos cuentas de todo lo que han dicho que descendió la delincuencia en la comarca lo mismo llegaríamos a la conclusión de que los ladrones ya no roban; al contrario, entran en los locales para meter dinero en las cajas registradoras y para dejar tabaco y décimos de lotería premiados. Asimismo, según las cuentas de los políticos, los agresores se dedican ahora a dar abrazos a la gente por la calle. Claro, claro, y los bancos son ONGs que reparten dinero y tarjetas "black" entre los más necesitados, ¿no?
