El 14 de febrero de 1990, día de los enamorados, se inauguraba la estación de autobuses de Llanes. Todo fueron besos. Costó -eran otros tiempos- 66 millones de pesetas (algo menos de 400.000 euros), de los cuales 55 millones fueron aportados por el Gobierno del Principado y los 11 restantes por el Ayuntamiento. Sin duda la instalación benefició mucho a los usuarios, que hasta entonces utilizaban dos apeaderos sin resguardo alguno (uno junto a la estación de ferrocarril y otro en el acceso a la villa desde L'Arquera). Por fin se podía esperar el autobús a techo, sin pasar frío y tomando algo, incluso. Pero también benefició a las empresas con servicio de autocares, privadas, que vieron mejorar notablemente sus servicios gracias a una instalación pagada con dinero público. Hace unos meses cerró la taquilla. Cuestiones de mercado, afirma la empresa arrendataria. Pero, entonces... ¿dónde quedó el amor?, preguntará algún despistado.