Todo el mundo sabe que la finca de Bedón, incluida la iglesia, fue desamortizada en 1820. También que se subastó toda la finca, salvo el templo, porque la Administración pretendía utilizar las piedras para levantar un nuevo templo en el pueblo de Naves. Es sabido que la Comisión de Monumentos de Asturias se opuso a la destrucción de la que consideraba la "joya" del Románico en el oriente de Asturias y exigió su conservación. Nadie duda de que todos los documentos de compraventa conocidos, incluido el de 1890 del antepasado de algunos de los actuales propietarios de la finca, señalan que la iglesia quedó fuera de las operaciones, al corresponder su titularidad al Estado (textualmente). Eso es así. Pero hace falta más: por un lado, demostrarlo, y por otro, que la Administración lo asuma. Este último punto, con el Gobierno del PP, parece imposible. Así que al final quizá tengan que ser los juzgados los que decidan. Que acierten.
