El nuevo vehículo de la Policía Local de Llanes, estrenado ayer, es "una lata de sardinas" en la que cuando ocupe un asiento delantero un agente que mida más allá de seis pies de largo no entrará en la parte de atrás un detenido. Un coche con un habitáculo en el que cuando tengan que viajar cuatro agentes por alguna urgencia parecerán anchoas en conserva. Eso, al menos, afirman los sindicatos USIPA y SIPLA, que denunciaron asimismo el incumplimiento de los pliegos de condiciones que sirvieron para alquilar (por renting) el nuevo coche policial, con puertas que coloquialmente llaman "suicidas", porque abren por delante. Y el jefe de la Policía niega anteriores acusaciones sindicales y contraataca: "un agente aparca su vehículo particular en la zona reservada para los oficiales". O sea, lo habitual en ese camarote de los Hermanos Marx en el que parece haberse convertido Llanes en los últimos decenios. "¡Y también dos huevos duros!".
