El patronato del parque nacional de los Picos de Europa acabará como la Rumanía de Ceaucescu, aprobándolo todo con el 137 por ciento de los votos favorables. Al tiempo. No basta con que sea un organismo meramente consultivo, con que más del ochenta por ciento de los patronos sean representantes de administraciones e instituciones públicas (y de partidos, claro), y con que los gobiernos autonómicos controlen hasta los más ocultos pensamientos; no, ahora quieren suprimir las voces discordantes. Además, las únicas favorables al auténtico espíritu de los parques nacionales -la conservación del patrimonio natural y la biodiversidad-, las de los grupos conservacionistas. Es un paso atrás gigantesco, impropio de un estado que presume de avanzado y moderno. Dicho esto, hay que añadir que los ganaderos también tienen que estar representados en el patronato, como afectados directos por todo lo que se cuece (que no es poco) en el parque nacional.
