El acuerdo alcanzado ayer entre los trabajadores de Urgencias y los mandatarios del Hospital de Arriondas puede suponer el inicio del camino que debió tomarse hace muchos años en el centro, el del diálogo y el acuerdo. No es tarde para tomarlo, aunque tampoco debe olvidarse el que algunos dirigentes políticos decidieron tomar, el de las trabas y el revanchismo, para que nunca más se repita. Cuando hay un problema, como ocurre en Urgencias con la falta de personal, conviene abordarlo para buscar una solución, porque lo contrario supone enquistarlo y generar descontento, malestar y enfrentamiento. Dicen los trabajadores que los dirigentes del centro han entendido sus reivindicaciones, y que tienen voluntad de solucionar las carencias. Es un paso importante, porque durante mucho tiempo no se escuchó a los empleados y se les trató como si fueran "okupas", intrusos, advenedizos. No lo son.
