Si duda hay un problema: el plan de transporte a los Lagos se ha quedado desfasado. Hay demasiados atascos en el parque nacional, con lo que ello supone de daño para su imagen y la de Asturies. Además de esconder la cabeza bajo tierra y dejar todo como está, que es lo que suelen hacer los avestruces y los malos políticos, está la alternativa de buscar soluciones. El tren de cremallera es una pero, aunque hay argumentos interesantes a su favor, asusta a cualquier que tenga un mínimo de sensibilidad ambiental. Además, surgirían proyectos similares como setas en otoño, en Asturias, en Cantabria y en León. Y el de los Picos acabaría en parque de atracciones. Establecer cupos máximos diarios de visitantes quizá asuste también a mucha gente, pero merecería un estudio. Incluso podría ayudar a desestacionalizar el turismo, que es lo mejor que le podría ocurrir a esta comarca.
