La elaboración del plan general será el momento de decidir el futuro de Llanes. Todas las opciones legales son (más o menos) válidas, así que los llaniscos deberán decidir si siguen por la senda de la construcción masiva de segundas residencias, que como se ve solo dio dinero (de verdad) a los bancos, a los especuladores y a los grandes constructores; o si optan por el turismo hotelero, entendiendo que en este caso hay alternativas: la de la Costa del Sol y Canarias -entre otras zonas-, con apartamentos de ínfima calidad y megahoteles hiperbaratos en manos de unas pocas grandes cadenas que pagan sueldos miserables (entre las ciudades más pobres de España están Torrevieja, Fuengirola, Benidorm, Benalmádena, Marbella y Torremolinos) y que incluye el turismo de borrachera, o la basada en pequeños hoteles y el turismo rural-cultural, como en zonas de la Costa Brava o de Francia, por ejemplo.