Uno de los problemas del urbanismo en España es que la redacción de los planeamientos se adjudica normalmente a quien presenta la "mejor" oferta económica. Traducido: la más barata. Y ¿quién suele ofrecer la oferta más barata? Pues el equipo que menos personal aportará y que menos horas va a dedicar al estudio del territorio. Así, buena parte de los planeamientos municipales acaban siendo "copia y pega" de anteriores documentos, repitiéndose las mismas parrafadas, con las mismas palabras huecas y los mismos adjetivos pretenciosos, que tienen poco que ver con las fichas urbanísticas y los planos. Llanes ha buscado otro camino: un comité de expertos valoró los criterios cuya cuantificación dependía de juicios de valor. Es pronto para saber si saldrá bien o mal, pero al menos se ha intentado romper con una fórmula perversa y caduca que ha generado serios problemas en muchos municipios.