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Cronista oficial de Parres

Eterno agradecimiento a La Xunca

Ante el cierre de este emblemático establecimiento parragués

No hay palabras para agradecer a los dueños de este emblemático establecimiento la atención que han prestado durante décadas a cientos y cientos de pobres, transeúntes sin recursos, desvalidos y gentes sin ninguna protección. Durante muchos años, cada vez que un pobre aparecía por Arriondas y acudía a Cáritas a solicitar ayuda en forma de una comida caliente, se le remitía a La Xunca, donde era atendido como un cliente más. Cuando la directora, la tesorera o el párroco del momento -como gestores de esta organización benéfica- se acercaban a La Xunca para abonar las comidas de estas personas sin recursos, la respuesta siempre era la misma: "Cáritas no debe nada en esta casa, damos de comer al necesitado sin nada a cambio, y lo hacemos encantados", así fue en cientos de ocasiones. Tras casi medio siglo, cierra sus puertas este apreciado establecimiento parragués, situado en La Peruyal, el corazón de Arriondas.

Nobel Martínez Peláez sabe mejor que nadie que antes todo era familiar y nadie cobraba sueldos: su madre era la cocinera, su padre al pie del cañón todo el día, él camarero; a veces incluso su hermana.

Lástima. Era una institución, y dentro del estilo más popular: el chigre, como en tiempos pasados lo fueron El Gijonés, La Terraza, La Económica, Casa Escandón, El Económicos, Casa Parama y tantos otros.

El "templo" de la izquierda de Arriondas, se decía muy acertadamente en este periódico el jueves pasado, porque es verdad que era el lugar habitual de reunión de la izquierda, pero no sólo eso; por La Xunca pasaron a diario varias generaciones de jóvenes del pueblo, y daba lo mismo que sus ideas fueran de derecha o de izquierda. Todo el mundo sabía que Nobel era comunista, pero eso no impedía encontrarte allí tomando algo a un guardia civil o al mismo capitán del cuerpo.

Tras la reforma llevada a cabo hace una década, el comedor del restaurante quedó impecable, tanto en su diseño como en la distribución que presentaba. Esperemos que el cierre que se materializa este fin de semana no sea definitivo, porque cuando un lugar así dice adiós a sus clientes y amigos, algo más se muere con él en la sociedad a la que atendió y sirvió.

Desde estas líneas hacemos llegar a la familia Martínez Peláez un saludo cordial, lo mismo que al resto del personal de La Xunca, junto con el agradecimiento que se merecen, como dignísimos trabajadores de este emblemático local hostelero parragués.

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