Podríamos decir que cada uno de los 78 concejos de Asturias tiene su interés cultural y turístico, siempre que previamente nos informemos al respecto. Los asturianos y residentes deberíamos hacer más turismo por nuestra tierra en la que hay tanto que ver, porque Asturias no tiene desperdicio. Y lo curioso del caso es que todas las salidas se pueden realizar en el día. Llevados por el entusiasta y activo Gustavo G. Izquierdo, coordinador del colectivo Gastronomía de la Amistad y cuyos inquietos miembros no solo atienden la demanda del estómago, también se ocupan de alimentar el espíritu, hubo una excursión el pasado martes al concejo de Piloña, y en Infiesto se visitó, en primer lugar, el Santuario de la Virgen de la Cueva y, después, la Casa del Tiempo". En ambos casos bien merecidas y disfrutadas las visitas.

El Santuario de la Virgen de la Cueva se trata de un lugar que parece acuñado en la piedra. Su origen devoto se remonta al siglo XVI cuando se fundó una capellanía en honor a Nuestra Señora de la Concepción con su capilla correspondiente, pero la imagen actual conocida como la Virgen de la Cueva, data del siglo XVIII. El lugar ha sufrido alteraciones desde su fundación, pero el aspecto actual corresponde a una restauración de finales del siglo pasado. Celebran una multitudinaria misa rociera el primer domingo de Mayo, romería el 8 de setiembre, y la ofrenda del Festival de la Avellana, el primer domingo de octubre. Digamos que el lugar dispone de una zona tranquila que permite celebrar comidas al aire libre donde se ubica la Virgen de la Piloña. Otra visita que se hace imprescindible en Infiesto es la de la Casa del Tiempo (colección de relojería antigua). En esta instalación museográfica, que dirige el asturiano Pedro Suárez, magníficamente versado y que habla con sumo entusiasmo de la materia, en su recorrido se pueden contemplar una interesante y singular colección de máquinas de medir el tiempo. Una muestra de distintos tipos de relojes y sus accesorios, su evolución, cómo funcionan, como miden el paso de nuestras vidas. Existen en este museo infinidad de relojes de todo tipo, forma, tamaño y época.

Vamos, que se trata de una infinita colección de maquinaria de relojería, que bien merece una visita. Por falta de tiempo quedó pendiente la visita a la exposición permanente a "Los 13 Del Sidrón", que se encuentra también en el edificio Obra Pía, en la primera planta, que será motivo de otra parada en Infiesto.

Luego, y como no podía ser de otra manera, el almuerzo se celebró en el paradisiaco lugar donde se encuentra enclavado el Palacio de Cutre. Un exquisito servicio de comedor colma la satisfacción de todos los gastrónomos. Y desde el jardín de este palacio asturiano del siglo XVI se pueden divisar los Picos de Europa. En resumen, un día completo y sin lluvia.