A menudo suelo escuchar por la calle, entre tertulianos, que en tal pueblo del concejo de Parres han fallecido una larga veintena de vecinos desde que nació el último residente, éste actualmente mayor de edad. Es una de las conversaciones más habituales ante el despoblamiento del medio rural en algunos pequeños núcleos de la comarca del suoriente del Principado de Asturias. Son recuerdos vivos y llenos de nostalgia en concretas localidades que registraron tiempos mucho más halagüeños. Pero, desgraciadamente, es "ley de vida": merma población en unos pueblos, en tanto aumenta en otros.

Por eso, salvando las lógicas distancias, me congratula el entusiasmo desplegado por un pequeño núcleo rural de Cangas de Onís, situado a tiro de piedra de la villa de Arriondas, separado por las aguas del mítico río Sella. Sí, me refiero a Coviella, la localidad canguesa que acaba de presentar su candidatura a "Pueblo ejemplar", en su vigesimonovena edición. Les queda un duro y difícil camino por delante, aunque han hecho de la unión vecinal su principal aval. Han gestado un muy buen proyecto y a buen seguro pondrá difícil la deliberación al jurado de los Premios "Princesa de Asturias".

Desde hace unos años la localidad de Coviella, a través de la Asociación de Vecinos (AVECO), colectivo capitaneado por Juan Pablo Meana, apostó de lleno por infinidad de actividades de todo tipo, vinculando de una u otra forma a la práctica totalidad del centenar y pico de residentes. Consiguieron dinamizar la vida social del idílico enclave rural. Todos aportan su granito de arena, en la medida de sus posibilidades. Para nada escatiman esfuerzos en beneficio del propio pueblo, uno de los más cuidados y coquetos del concejo de Cangas de Onís. Y, además, en crecimiento.

Mientras algún que otro núcleo rural del concejo de Cangas de Onís parece quejarse de una supuesta dejadez o falta de ayudas por parte del Ayuntamiento, en el caso de Coviella acontece todo lo contrario. Los vecinos organizan sus sextaferias para adecentar cualquier rincón del lugar o bien atajar problemas que hace falta cortar de raíz. Incentivan cualquier conato de iniciativa en pro del pueblo y se mueven lo que sea necesario, sin escatimar tiempo, para conseguir la indispensable colaboración de la administración local, con independencia de la ideología. Al final, lograron hacer del asociacionismo su mayor virtud.

No hace falta dar nombres ni repartir medallas. Todos y cada uno de los vecinos y vecinas presumen de disfrutar de un pueblo guapo, donde las edificaciones brillan por su conservación y buen estado. Sin duda, envidiable. Incluso cuentan con una de las reliquias arquitectónicas de la ribera del Sella como es el Palacio de Faes, de estilo barroco, que data de los siglos XVII y XVIII, el cual jugó una historia muy importante en la historia de Parres, pese a que se ubica en el concejo cangués.

"Don Hernando Suero-Díaz, primer conde de Las Arriondas, tenía la casa solar en Coviella. En el siglo XVIII fue solar de Domingo González de Argandona y Valle, Alférez Mayor y Regidor Perpetuo del concejo de Parres, comisionado en Cortes por el Principado de Asturias en tiempos de Carlos II" (El Libro de Parres, escrito por el historiador parragués Alejandro Miyares Fernández, cuya primera edición se editó en junio de 1989).

Lógicamente, no será un camino de rosas la andadura hacia el objetivo que se han planteado. Sería la repera alcanzarlo en la primera ocasión en la que presentan candidatura. Esa tremenda fe -San Ramón de por medio- que atesoran les hace ser optimistas y, bajo una enorme alianza vecinal, marchan juntos en la búsqueda del reconocimiento de "Pueblo ejemplar" del actual ejercicio 2018, un año muy especial para el concejo de Cangas de Onís.

¡¡¡Avanti, Coviella!!!