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Fernando Granda

Barru, ¿núcleo urbano, núcleo complejo?

Una aldea con personalidad propia que no puede ser definida como urbana

Barru (Barro) no es un núcleo urbano ni tampoco "suelo urbano de núcleo tradicional" como parece que pretenden ahora los redactores del futuro plan urbanístico. Estas calificaciones son un antiguo y nuevo invento para elevar las tasas municipales, cobrar como si fuera el pueblo un barrio de la villa pero sin darle las prestaciones de El Cueto, Bustillo o el de Pescadores. "Conjunto de edificaciones de una ciudad, hasta donde termina su agrupación", así define la Real Academia Española el casco urbano. "Pueblo de escaso vecindario y, por lo común, sin jurisdicción propia", si hablamos de aldea. Mientras otras definiciones señalan como sector primario el formado por actividades de recolección o extracción y transformación de los recursos naturales sin manipulación alguna y apuntan que zona rural es la que no cuenta, o apenas, con las dotaciones, infraestructuras y servicios requeridos del núcleo urbano.

Fijémonos en Barru, pueblo perteneciente al municipio de Llanes, con solo una treintena de casas permanentemente habitadas y, además, distante unos siete kilómetros del núcleo urbano de la villa, sede del Ayuntamiento. Barru es una aldea rural con personalidad propia pero sin dotaciones, sin infraestructuras ni servicios para ser definida como urbana. Los he señalado reiteradas veces en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA y lo mantengo. No existe en el pueblo ni escuela, ni médico, ni farmacia, ni tienda donde se puedan comprar artículos de primera necesidad (pan, leche, sal, huevos, legumbres? nada), ni plaza de taxi, línea de transporte, oficina municipal ni servicios iguales a los que disfrutan los residentes y establecimientos ubicados en el casco urbano de Llanes. No hay nada más que residentes que para abastecerse han de acudir a un centro urbano, normalmente obligados a ir en automóvil.

Por Barru solamente aparecía algún miembro de la corporación municipal para comer en algún establecimiento hostelero, fotografiarse ante el izado de la bandera azul o acompañando a una posible autoridad comunitaria en alguna rara inauguración. Alguna visita hubo, alguna reunión vecinal, por parte de ediles del actual equipo del Ayuntamiento aunque parece que demostrando ignorar la realidad y necesidades del pueblo. Ni tan siquiera las más simples (lne.es: "El Bau, San Antolín y otras desidias"), reclamadas desde distintas instancias, como puede ser establecer unos pasos de cebra en precisos lugares donde atravesar la calzada representa un serio peligro.

Ya en el otoño de 2014 (lne.es: "Urbano pero sin servicio alguno") señalábamos en estas páginas que considerar a este pueblín como urbano era una treta de la corporación municipal para cobrar tasas "como si prácticamente gestionara viviendas, calles, transportes, servicios de una capital? con grandes infraestructuras, importantes negocios?, emblemáticos edificios, grandes eventos culturales, cómodos transportes y un sinfín de actividades municipales". Una aldea a la que el Ayuntamiento hoy ni siquiera le otorga entidad para tener un alcalde pedáneo. Al tiempo indicábamos que hacerlo en "una aldea que no disfruta de ningún servicio es aprovecharse de la escasa fuerza que pueda ejercer un exiguo centenar de censados?" cuya inmensa mayoría "son de avanzada edad, jubilados y pensionistas del campo". Sin embargo, Cue o Andrín, por ejemplo, bastante más poblados y urbanizados, seguirán siendo considerados pueblos rurales.

En fin, es curioso que pretendan "recuperar la manera de ocupación tradicional" de un pueblo sin nada y lo consideren "núcleo complejo". Y parece que no dicen nada de dotar al lugar de unos servicios imprescindibles en pleno siglo XXI. Puede que para que "no rompan la armonía del paisaje natural y rural".

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