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La mar de Oviedo

Sintonía

Ignacio Alonso, director del Arqueológico, pone en órbita el inmueble y las reliquias. En el concierto del Cuarteto Quiroga no salía de mi asombro ante la cola que nacía en el Arco de San Vicente, atravesaba la Corrada del Obispo, ante el Conservatorio de Música, seguía por Canóniga, San Antonio, Altamirano y llegaba a la Escandalera, donde se incorporó la Gorda de Botero y se sumó un jabalí, que entró por los pelos en el claustro pocogótico-renacentista. Cuando terminaba el tercer movimiento del "Cuarteto de cuerda en do menor", de Brahms, justo en la última nota, un fa, del pizzicatto en arpegio, resonó el timbre de un móvil bajo la bóveda de terceletes; "¡Afinado en fa!", me dijo el viola Mateo Luces, a mi lado. Cibrán Sierra, el violín segundo, sonrió y pellizcó de nuevo su cuerda para comprobar si el móvil estaba en lo que celebraba: "¡En efecto, el teléfono dio un fa!", nos corroboró después. ¿Cabe mayor sintonía?

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