Viaje musical a la Baja Edad Media en torno al Mediterráneo y, como muestra del ambiente cultural y artístico de la época, del entorno mediterráneo. Propuesta por el trío que conforma "Eloqventia", que ha incluido piezas y danzas, entre otras, del Chanssonier du Roi de Paris y del Códice toscazo Add. 29987 (Londres, British Library), además del Llivre Vermell o música andalusí, sefardí o de la tradición turca.

Muy ecléctico repertorio instrumental desarrollado -también con libertad interpretativa, ya que muchas veces se parte únicamente de una línea melódica- en torno a una hora y veinticinco minutos de duración, repertorio lejano en el tiempo, incluso periférico para el público en general, en el que pudo faltar una cierta pedagogía a la hora de mostrarlo y sí información más explícita en el programa, también en la traducción misma de los títulos, en italiano, latín, máxime cuando se trata de lenguas indoeuropeas como el turco en "Rast pesrev" y la persa "Laïli Djân", o al mencionar la misma forma musical de alguna de las obras, como la estampie "Tre fontane".

Sólo antes de la última obra, Villar hizo alusión a la variedad de los tipos de instrumentos empleados -desde la variedad de flautas, cilíndricas, empleadas, incluida la doble flauta o el gemshorn hecho de cuerno, a la percusión de paneros, panderetas, el santur, etc.-, algo que resultó muy instructivo para todos. Para dejarse envolver por el embrujo y la fascinación que emana de esta música, hermanos "mayores" como el grupo liderado por Jordi Savall "Hespèrion XXI" -como se ha visto en el mismo Auditorio de Oviedo, y que ha grabado alguna de estas obras- incluso lo visten con cierta plasticidad en su presentación, para una más atractiva propuesta y proximidad.

Más allá de estas consideraciones, el trío "Eloqvuentia" hizo gala de un exquisito gusto en su propuesta musical, rico -necesariamente limitado en sus recursos y en la fidelidad al uso de copias de instrumentos de la época- en el empleo de sonoridades y variantes instrumentales siempre sutiles, delicadas y, por la configuración misma del grupo, muchas veces de tenues resonancias adaptadas a un marco como el claustro, reducido en capacidad y volumetría sonora, en esta propuesta de revisión que tiene, también, algo de libre traducción -no por ello menos bella- de la música instrumental medieval interpretada con dominio técnico y una óptica actuales.