En la Basílica de Llanes gané indulgencias tras el Concierto de Profesores del Curso Internacional de Música, que dirige José Ramón Hevia y coordina Mateo Luces; como el primero de los fieles, me senté en el primer banco, ante el altar mayor y el profano, con la Virgen entre atriles, donde oficiaron David y Aitor Hevia, Cibrán Sierra, Ashan Pillai, Josep Puchades, Aldo Mata, Helena Poggio, Covadonga Díaz y Qi Shen, violines, violas, chelos y piano que requeteconsagraron y transubstanciaron a Edvard Grieg, a Felipe de los Ríos, a Rossini, a Beethoven y a Brahms; dos sonatas alegres, expresivas y majestuosas, "Una lágrima", intimísima, "Dúo con gafas obligadas" (yo sin gafas no oigo) y un "Quiroga en do menor", moderado y romántico, paradoja que sólo puede conseguir este cuarteto. Con la boca abierta y el alma los sintonizó mi campanín y los comulgué.
La mar de Oviedo