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El expolio musical a los bares del Oviedo Antiguo

Contra la prohibición de conciertos en los pubs

"No puedo escuchar durante mucho tiempo a Wagner, sabes? Me entran unas ganas urgentes de invadir Polonia" (Woody Allen dixit en "Misterioso asesinato en Manhattan.1993).

Este mismo verano que aún no ha acabado -a inicios de agosto- me sorprendió un pequeño rótulo a pie del órgano conservado en la preciosa excolegiata Santa María la Mayor de Toro. El texto indicaba "obra de menoscabado?" y una fecha de ciento y pico años atrás. No la recuerdo. Se conserva bien; está arreglado y parece perfecto pero el guía me indicó: "la carcasa con su caja y mucho espolio". Bello. Y triste también. Me chocó lo despectivo del término a pie de tan magnífico instrumento pues siempre entendí por menoscabar -como indica el diccionario- mermar fama u honra, desacreditar, disminuir la calidad positiva de algo o deslucir y deteriorar una cosa.

Pocos días después de ese viaje recibo una llamada de mi gran amigo Franki Delgado desde su Cá Beleño preguntándome si entendía algo de la carta que entonces me estaba leyendo. Prohibían la música en vivo en este mítico chigre por una denuncia recibida y también ocurriría lo propio en muchos otros locales del Oviedo Antiguo. Han pasado ya unos días desde el revuelo y de la puesta en marcha de músicos y hosteleros para eliminar tan absurda propuesta hecha ley en el Principado tiempo atrás y me da por pensar en los "Juanes Cuesta" (rancios, muy rancios) que deben despertarse cada mañana leyendo la ingeniosa frase de Woody Allen enmarcada sobre el cabecero de sus camas riéndose de las casi ocho mil firmas recibidas hasta hoy a favor de la música en directo. Parece ser que a algunos individuos -que consideran propiedad y feudo su calle y su barrio- cuando oyen varias notas seguidas les entran ganas urgentes de invadir chigres, pubs y determinados locales musicales. Más si están ubicados en lo que consideran su feudo; y sólo suyo.

Ahora que empiezan las fiestas de San Mateo me siento un poco vándalo; qué le voy a hacer. Es probable que acuda a algún concierto y me encuentre con la labor menoscabada de muchos músicos de Asturias. Será su música, estarán presentes?, pero no. Sí, me siento un poco vándalo. Me gustan los conciertos y la música en vivo y me gustan mis amigos músicos; qué le voy a hacer. Soy despreciable. Me gusta disfrutar con la música saboreando una cerveza artesana, un whisky fuerte o una cena íntima. Y me encabrona (con perdón del respetable) que se confunda música -en vivo- con barbarie. Que se metan en el mismo saco alborotos, destrozos y mexaes en portales que (con perdón) me encabronan aún más, con salidas de buenos conciertos vividos en determinados chigres y locales donde los hosteleros apuestan por la cultura perdiendo su dinero las más de las veces.

Sí, me siento un poco vándalo por San Mateo. Es probable que acuda a algún concierto menoscabado en algún local ahora menoscabado y espoliado del Oviedo Antiguo. Prometo no salir de la sidrería tras escuchar gaita, tonada y tambor pidiendo la independencia. Ahora?, que no respondo de mi vandalismo tras una sesión "playback" de heavy, de rock, de cantautores, de pop o de folk. Entonces seré suevo y alano también. Y vikingo si me pongo a ello. Iré a conciertos menoscabados en chigres. Pintaré mi cara con sangre tal cual hacía Atila con su caballo Othar y allá por donde yo pase después de un concierto (es lo que tiene la música en vivo a decir de algunos) no volverán a levantarse adoquines ni jardineras de bronce. Pero sobre todo (¡sobre todo!) no respondo de mi alteración postmusical si el concierto al que acuda es de jóvenes talentosos licenciados superiores de Conservatorio interpretando a Vivaldi para sacar cuatro euros pelados.

No puedo escuchar a Vivaldi mucho tiempo, saben? Me entran unas ganas urgentes de invadir Vetusta.

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