Siempre he echado de menos en San Mateo un mercadillo, eso que siempre hemos llamado "los hippies" y que hay en cualquier fiesta que se precie. Algunos años se instaron pequeños puestos en el Fontán pero no se consolidó. No tengo muy claro si los echaron o si fueron los mismos dueños de los puestos los que no quisieron repetir. Lo cierto es que falta un mercadillo, pero que no sea el clásico mercado astur que se instala en La Ascensión en la plaza de la Catedral. No por nada, sino porque ese ya lo tenemos en otras fechas. Lo que echo de menos es a artesanos que vendan pulseras, colgantes, pequeñas piezas fabricadas casi en el momento, esas cosas que nos gusta comprar al chico o a la chica de turno que ha montado su puestecillo a la salida de cualquier playa. Puede parecer una tontería pero esos mercadillos ambulantes dan más ambiente festivo. Pasear entre los puestos a cualquier hora del día o incluso de noche da una sensación como de que el verano no ha acabado y que aún queda tiempo para acumular esa pulsera que nos acompañará en nuestra muñeca durante el invierno.
