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La mar mateína

Ilegales

Con frecuencia me encuentro con gente que tiene ideas; mejor dicho, no conozco a nadie sin ellas, pero sí a mucha incapaz de hacerlas realidad dignamente, que tengan interés, que cumplan las expectativas creadas o, al menos, se sostengan. Todas las ideas son buenas, incluso las malas, cuando apelan a la imaginación del espectador o la excitan, pero en eso hay que reconocer el mérito del que escucha; otra cosa es llevar las ideas a buen puerto, donde apenas queda espacio para la imaginación. Leo en este periódico, la entrevista de Javier Blanco a Jorge Martínez, el de Ilegales, y me gusta su malditismo, su desafuero, la fuerza de su pensamiento, su desgaste emocional, su repertorio de relámpagos y cómo él mismo boicoteó a su grupo, que se estaba muriendo, devorado por la música; hasta su inactividad tiene interés. Veremos en La Ería como traduce al rock tanta insumisión.

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