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Mi gran noche

Miguel L. Serrano

Los mañaneros

Mi gran noche de ayer fue la mañana. Un mañanero es lo más. Ya saben: sin ruidos, sin prisas y esas cosas. Lo bueno de la mañana es que todo es lo que parece. Por ejemplo: del tío corpulento que ayer entraba en La Guinda con una escoba en la mano a eso de las diez y media de la mañana habríamos pensado que era algún tarao con un Kalashnikov que iba a rendir cuentas por lo de Coca-Cola si la escena hubiera sido a altas horas de la madrugada. O vete tú a saber: si por la noche y con un par de mojitos encima nos encontramos al Alcalde saliendo al balcón del Ayuntamiento a colocar el tapiz rojo que se había llevado la ciclogénesis, como me lo encontré yo ayer al mediodía, habríamos pensado poco menos que estaba huyendo de Taboada de estranjis. Así que no subestimen los paseos mañaneros en San Mateo, que el suelo está pegajoso pero no tanto.

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