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La mar mateína

San Mateo

Festejamos San Mateo y qué poco hablamos de él; lo olvidamos incluso cuando rezamos algún padrenuestro-que-estás-en-los-cielos, siendo como fue Mateo quien nos contó esta oración. Pero decimos San Mateo y lo asociamos a las carrozas, a los Chunguitos y a los chiringuitos, de la misma manera que la palabra Jesús nos suena a jaculatoria tras el estornudo. A Mateo, uno de los doce apóstoles, se le atribuye el primer Evangelio, o sea los primeros relatos de la vida y milagros de Jesucristo, escritos en arameo al dictado de un ángel, si no es que del mismísimo Dios. Mateo recaudaba impuestos para los romanos, en Cafarnaúm, junto al lago de Galilea, y cuando conoció al de Nazaret lo dejó todo para seguirlo. San Mateo no es patrono de Oviedo, pero sí de banqueros, contables y fuerzas de seguridad. He aquí su retrato. Caravaggio también le hizo algunos, a pincel.

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