Lola, ¿te acuerdas? Te conocí cuando yo tendría unos 20 años y tú me doblabas la edad, o algo más. Daba igual, conectamos, ansiabas estar rodeada de gente joven, de tus alumnos, o quizá porque yo era rubia como la cerveza y a las dos nos volvía locas aquella canción del marinero, ¡cuántas veces la cantamos juntas en cualquier lugar!

Te encontraba y me decías ¿vamos a hacer unas risas? Y sí, las hacíamos, vaya si las hacíamos. Los mejores momentos de aquella despreocupada juventud, de estudio, de alegría, de conversaciones, de cine, de amistad, de meterse en el mundo empujando como sólo lo hace la sangre nueva, fuerte, pero cándida a la vez, los tengo ligados a ti.