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Concejal del PP

Una nueva víctima del "destripartito"

La desaparición de Oviedo de la programación oficial de las noches blancas europeas

La Noche Blanca se ha convertido en una víctima más del "destripartito" ovetense. Confieso que siento este ataque a la universalidad de Oviedo de forma muy especial porque fue una apuesta consciente y consecuente del gobierno que presidí para incorporar a la dinámica cultural de la ciudad a muchos nuevos y grandes creadores.

Sánchez Ramos ignora por completo todo lo referente a las "noches blancas". Todos sabemos que mañana nos podrá soltar una filípica demagógica y cómica para adornar su ignorancia, víctima de ese convencimiento tan antiguo de que haciendo comedia se hace política, y seguro que hasta habrá quien le ría la gracia, pero muchos más sabremos que está ejecutando un nuevo salto mortal para seguir en el escenario como lleva haciendo desde hace 40 años de asalariado de la política. Creo que ni siquiera debe de saber que la Noche Blanca es una marca cultural internacional coordinada por la ciudad de París. Lo digo porque Oviedo había sido hasta este año, en 2013 y 2014, la única ciudad española, junto a Málaga, que figuraba en la programación oficial hecha en Francia y en los dosieres de prensa que desde allí se enviaban a todo el mundo.

Este año, no. Oviedo ha desaparecido y Zaragoza y Sevilla se han incorporado al listado en el que sigue Málaga. De todas formas, difícilmente Oviedo podría optar este año a figurar en el programa, porque el diseño del señor Ramos es un despropósito contemplado a la luz de los conceptos de esta marca cultural. La Noche Blanca, o Noche en Blanco, pretende servirse de la potencia de convocatoria de los grandes eventos para, precisamente, poner en contacto al gran público con expresiones artísticas minoritarias como son las expresiones artísticas contemporáneas. También tiene en su origen el carácter de arranque y puesta de largo de la temporada en las galerías. Y añade la voluntad de favorecer el diálogo de los ciudadanos con sus espacios, planteando reflexiones sobre los espacios públicos. Arte y ciudad, en resumen. Y en ningún caso visitas históricas que se pueden hacer en cualquier momento del año. Yo diría que casi la mitad de la programación propuesta en la Noche Blanca de este año, al margen de su calidad, que no discuto, no tiene nada que ver con los contenidos que se le suponen a una Noche Blanca. El señor Ramos, ignorante del modelo, ha improvisado y se ha puesto a meter actividades a su caer, pensando que vale lo mismo una visita turística de dudoso gusto y rigor histórico que un festival de coros y danzas.

Para colmo, como su modelo de Noche Blanca hace agua por todas partes, el señor Ramos trata de vendernos su moto mintiendo sobre la programación de otros años y sobre la de este. Es falso que su presupuesto sea inferior al de otros años, más si se toma como referencia la de 2013. Es falso que haya más actividades, y todos lo podemos aseverar comparando los programas. Y es falso que todo el trabajo se ha realizado exclusivamente con personal municipal, pues, aunque el año pasado sí se diseñó y gestionó sin contrataciones externas, en éste me consta que varias personas, supongo que "amigos políticos" cercanos, están desarrollando labores de coordinación y de promoción del evento en nombre del Ayuntamiento sin que se conozcan las circunstancias en que han sido contratadas.

En el colmo del despropósito, el señor Ramos a punto estuvo de ver cómo sus socios le tumbaban la programación y tuvo que echar mano de su voto de calidad, con lo que se puede afirmar que esta Noche Blanca es la que menos respaldo tiene. Y por si fuera poco, en la presentación ha venido a decir que en realidad él no está muy seguro de que sea una buena idea hacer una Noche Blanca. ¡Para ese viaje, concejal, mejor no haber salido de casa!. Porque nosotros sí estábamos convencidos de las posibilidades de esta marca cultural, de cómo se puede utilizar la Noche Blanca para hacer ciudad y situar a Oviedo en un contexto cultural internacional. Nosotros habíamos potenciado a los mejores artistas asturianos y habíamos traído una selección ambiciosa de propuestas nacionales e internacionales. Nosotros creíamos firmemente en la Noche Blanca y sus posibilidades de crecimiento. Y me duele pensar en el programa en el que estábamos trabajando para este año y que la ciudad se ha perdido. Del señor Ramos me esperaba ideas nuevas. Y no que, falto de ocurrencias y sobrado de demagogia y sectarismo, se subiera al tren de la Noche Blanca para hacerlo descarrilar. Lo lamento profundamente por la ciudad y por los artistas que participan este año en ella, la mayoría, por cierto, colaboradores en las anteriores ediciones y en otros programas culturales que habíamos desarrollado en el último año. Espero que el año que viene tengan mejor suerte o que llamen a Gijón, que han tomado ejemplo del esfuerzo de Oviedo de los dos últimos años y han reforzado en esta edición la suya con rigor, visión de ciudad y proyección internacional. Seguro que gracias al señor Ramos quien figurará en el futuro en la programación internacional de esta Noche será Gijón y no Oviedo. Otro éxito del "destripartito".

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