Se nos ha ido un gran amigo y hemos perdido al mismo tiempo, con su desaparición, a un hombre entrañable, humano y generoso; un ser ejemplar que nunca quiso enterarse de que así era; sólo los seres auténticamente ejemplares no se enteran de que lo son. Recíbelo, Señor, en tu seno, con toda su fe en tu misericordia, y que siempre se apoyó en ti en los momentos difíciles de su vida, que no fueron pocos. Me gustaría tener la habilidad de la escritura para decirte cosas tan bonitas que conmovieran a tus padres, Gabino y Paulina Lacazette, recientemente fallecidos, y a tus hermanas y sobrinos, y poder decirte cuánto te echamos de menos. Quiero dejar constancia y transmitir la profunda tristeza que nos deja tu ausencia y, además, tan joven aún. Todos lo que te han tratado en vida no hacen más que destacar tu profunda humanidad, tu dedicación a los amigos y vecinos, grandes y pequeños, tu constante preocupación por todos. Siempre has sido un luchador y positivo. El discreto adiós de un hombre discreto, estilo, elegancia innata y sinceridad. Me despido con un gran abrazo.
