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Historiador e integrante de Oviedo SOS Cultura

Una (nueva) política cultural para Oviedo

La necesidad de un debate sobre cómo diversificar y hacer más participativa la programación de la capital

Oviedo empieza un nuevo tiempo, y somos muchos y muchas los que ansiamos que el cambio político se traduzca también en cambio cultural. Desde SOS Cultura creemos que es urgente abrir un gran debate ciudadano sobre la renovación de la política cultural de nuestra ciudad. Creemos que en este nuevo tiempo deberíamos preguntarnos cosas como "¿de qué modo podemos diversificar y hacer más participativa la programación cultural de Oviedo?", "¿qué futuro le vamos a dar a la Fábrica de Gas?" o "¿cómo podemos fomentar una cultura popular y de base que llegue a todos los barrios de la ciudad?". Oviedo ha celebrado este pasado sábado la Noche Blanca, un evento importante para la ciudad, pero que no debería eclipsar ni económica ni culturalmente lo que tendría que ser una parte más de una programación equilibrada y de calidad, en la que debe mimarse ante todo el fomento de una cultura popular, de base y a pie de barrio, como la red de bibliotecas municipales, la actividad de los centros sociales, los ciclos estables de música, artes plásticas, escénicas y cine, así como el impulso a una auténtica Universidad Popular que lleve a todos los rincones de la ciudad la inquietud por el arte, las ciencias y el conocimiento....

Oviedo fue desertizado culturalmente en los años del gabinismo, que se mostró alérgico y desdeñoso hacia casi todas las manifestaciones artísticas y culturales con excepción de la música sinfónica y el teatro lírico. Tras 20 años de decadencia cultural aún necesitamos empezar por cubrir algunos mínimos que ya están cubiertos en prácticamente cualquier ciudad normal de España, como una programación estable de cine, artes escénicas y plásticas, pero que sin embargo aún no existe en Oviedo, siendo toda una anomalía nacional para una población de más de 200.000 habitantes que no tengamos por ejemplo una sala de exposiciones que funcione como tal. Hace falta una estrategia para crear nuevos públicos, pensando especialmente en la infancia, en los jóvenes, en las personas con menos recursos y en los barrios y la zona rural, grandes olvidados, y donde la gente sea protagonista y no sólo espectadora.

Necesitamos más teatro, más músicas, más danza, más cine, más artes plásticas y mucha, mucha más participación. Una política cultural en tiempos de cambio y profundización democrática no puede basarse sólo en el impulso desde la Administración, por muy importante y necesario que este sea. Toca también abrir espacios públicos, como la Fábrica de Gas u otros y cederlos a la autogestión ciudadana, dejar de poner trabas a la música en directo y poner facilidades a las asociaciones para que organicen actividad cultural en la calle y en las plazas, así como sentar las bases para que los artistas locales puedan quedarse a vivir y trabajar en Oviedo, e incluso pensar estrategias para atraer a creadores de otras partes del país y del mundo que quieran vivir en una ciudad que bien podría plantearse rejuvenecer su población de este modo. Convertirnos no sólo en una ciudad que consuma cultura, sino que también la produzca, donde creadores asturianos, españoles o del resto del mundo puedan instalar sus estudios y residencias. Es un nuevo tiempo para Oviedo y creemos que la cultura puede ser no sólo algo positivo para la felicidad de las gentes que habitamos la ciudad, sino también un reflejo de que algo se mueve y está cambiando en este lugar del mundo.

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