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Vicealcaldesa de Oviedo

Carta abierta a Graciano García

Los premios "Princesa de Asturias" y el respeto a las ideas y a las personas

Sr. Director Emérito de la Fundación Princesa de Asturias:

Con los debidos respetos, pese a entender que no ha habido reciprocidad en el trato hacia mi persona. En una reciente entrevista en este mismo diario, donde se trataron todo tipo de temas, me referí a este premio como pasado de moda, no en el sentido literal de la frase, sino en cuanto a instituciones caducas a mi parecer y de un boato más propio de otros tiempos que del siglo XXI.

Creo que he realizado una crítica política en el marco del derecho constitucional a la libertad de expresión y como representante de miles de votantes que han apoyado democráticamente la candidatura de unidad popular que encabezo (Somos Oviedo), y que está propiciando el cambio deseado en esta ciudad tras décadas de gobierno monocolor. Entiendo que en ese respeto es en el que debemos movernos todos, usted y yo, en una sociedad democrática y de derecho, en la que pueden tener cabida distintas opiniones en la misma plaza.

Me he emocionado con Leonard Cohen, reído con Woody Allen, extasiado con el cine de Coppola,? como tantas y tantos ovetenses. Y aspiro a poder seguir luchando por los mismos ideales de libertad e igualdad que Nelson Mandela derrochó a raudales durante toda su vida. Nadie duda, pues, del prestigio intelectual, los méritos académicos, científicos o de otra índole de la inmensa mayoría de los premiados. Más bien al contrario. Creemos que es la propia institución monárquica la que necesita e intenta lavar su imagen (sobre todo en los últimos tiempos) a costa del trabajo de esas personas.

He sido compañera de aula de Letizia Ortiz (por cierto, en la enseñanza pública) y, obviamente, tampoco tengo atisbo de animadversión personal. Otra cosa es la legítima defensa de posiciones ideológicas que consideran que la Monarquía es todo menos igualitaria y que los fastos en torno a la gala del Teatro Campoamor tienden a dividir a la sociedad ovetense entre nobles y plebeyos y también, cada vez más, entre súbditos y ciudadanos. Y creo firmemente que estos últimos también tienen el derecho a manifestar sus críticas porque, entre otras cosas, tanto instituciones como fastos se pagan con su dinero, el dinero público. 350.000 euros anuales que entendemos están mejor aplicados en otras prioridades municipales más acuciantes en tiempos de crisis. Crisis a la que, por cierto, han contribuido con sus prácticas algunos de los que se sentarán el día 23 en el Teatro.

La Fundación, a la que usted representa, cuenta en su patronato con representación de las principales fortunas de este país. Estamos seguros de que podrían financiar fácilmente los actos que pasan al erario público desde sus cuentas privadas. Nuestra responsabilidad en este momento sólo es optimizar la gestión de los escasos recursos públicos disponibles y someter nuestro trabajo al arbitrio de toda la ciudadanía ovetense en pie de igualdad. También a la suya, don Graciano, por supuesto. Pero con respeto a las personas y a sus ideas.

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