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Director emérito de la Fundación Princesa de Asturias

Carta abierta a Ana Taboada

Lo que significan y lo que implican los premios "Princesa de Asturias"

Sra. vicealcaldesa de Oviedo:

Le contesto, y no va a tener continuidad por mi parte, a su carta abierta publicada ayer en este periódico. Lo hago con serenidad y respeto. Pero va a ser sincera y no engañosa, como ha sido la suya, porque sé que la mentira es una vergüenza y una indignidad. La mentira no es revolucionaria como decía Lenin, el aún sorprendentemente admirado por algunos.

No es mi intención atacar sus ideas y sentimientos, sino tratar de mostrarle una realidad de la Fundación y de los premios "Princesa de Asturias" que creo que no conoce, como sería su obligación, y que le invito a descubrir.

Que sepa que no me ha indignado lo que piensa de los Premios, sino que diga que va a estar ese día de su entrega donde ha estado siempre, es decir, en la Escandalera, haciendo honor a su nombre, en una manifestación donde se insulta a premiados, invitados, a gentes venidas de medio mundo. Y ustedes, al lado de invitados especiales como se proclamó el año pasado, con herederos de ETA, esa organización criminal que nos amenazó a todos durante años, y a mí directamente. Una manifestación que fue un fracaso rotundo, con la inmensa mayoría de los ovetenses en contra y avergonzados. Ya sé que no se atreve a decir esto, pero yo le digo que ésta es la verdad, pura y dura, muy lamentablemente.

Ésta es una carta abierta de puertas también abiertas, que pretendo que sea más sincera y correcta que la suya, que usted misma califica de educada, cuando comienza insultando al Rey, es decir, a la Constitución, a nuestra ley suprema, aprobada por la inmensa mayoría de los españoles.

Permítame que le diga que tiene que pensar, y muy seriamente, que ya no está debatiendo y elucubrando paraísos en La Madreña, sino que es vicealcaldesa de una gran e histórica ciudad, recinto de gloriosas aventuras culturales, raíz de la Monarquía española. Y que nos representa a todos, a los que la votaron y a los que nunca la votaremos. Eso es democracia, señora Taboada.

Se preocupa usted en su escrito por los 350.000 euros anuales que el Ayuntamiento destina a la Fundación y que, a su entender, estarían "mejor aplicados en otras prioridades municipales". Siempre hay otras prioridades, hasta para cometer destrozos y crear angustia a decenas de trabajadores que pueden perder su trabajo. Se ve que de estas cosas de hacer rentables las inversiones sabe poco. Sin embargo, debería saber, tiene la obligación de saber, para empezar, que esta ceremonia produce bastante más dinero del que se invierte en ella.

¿Sabe usted lo que significa tener los Premios más importantes del mundo después de los Nobel, a pesar de tener la dotación económica más pequeña entre los grandes? ¿Sabe que la ceremonia de la entrega en el teatro Campoamor se transmite por TV a decenas de países y la ven millones de personas en el mundo? ¿Sabe lo que cuestan treinta segundos de imagen en las televisiones internacionales?

Solamente la Hacienda Pública ingresa con la organización de los Premios 575.826 euros. Por otra parte, los asistentes a los eventos organizados por la Fundación realizan un gasto medio superior a 57 millones de euros. Todo ello sin contar el dinero que durante todo el año se genera en visitas turísticas derivadas a algunos de los hitos que estos premios han ido regalando a la ciudad: como su vinculación con figuras de la cultura como su admirado Woody Allen, en esto coincidimos, o la obra del genial dibujante y creador de Mafalda, Joaquín Salvador Lavado Tejón, 'Quino', a quienes se rinde homenaje en nuestras calles y son polo de atracción para turistas y curiosos de muchos países.

Más datos. Las aportaciones privadas a la Fundación constituyen en realidad el 67% (como ve, las principales fortunas sí financian los actos), mientras que las aportaciones públicas sólo suponen el 17% del total, y el resto se obtiene a través de rentas del patrimonio. De este 17% de aportación pública, el 39% lo costea el Ayuntamiento de Oviedo. Ahora, como buena gestora que tiene la ineludible obligación de ser, la invito a que calcule cuáles son los gastos y cuáles los beneficios de esta ceremonia.

Pero no tratemos sólo de dinero, porque en su carta también me habla de ideales y de emociones, y eso para mí es lo más importante.

Los premios "Princesa de Asturias" son sobre todo una gran fiesta de la cultura y de la concordia. Son hoy, lo dijo el Rey el año pasado, "una realidad admirada y respetada en todo el mundo. Y más que nunca, los seguimos necesitando como estímulo e inspiración en estos tiempos cruciales, tiempos intensos y de renovación. Pues la sociedad necesita referencias morales a las que admirar y respetar; principios éticos que reconocer y observar; valores cívicos que preservar y fomentar". No creo que usted pueda discrepar de estas palabras. ¿Por qué cree que a la ceremonia y a las actividades que se organizan van sólo nobles? Permítame que le pregunte, ¿pero usted vive de verdad en Oviedo? El año pasado 23.000 personas participaron en los actos que convoca la Fundación en su Semana de los Premios. Este año las vamos a superar. Son estudiantes, trabajadores, ciudadanos en paro, jubilados, personas, para mí la verdadera nobleza, que a usted tanto le llama la atención. En definitiva, ciudadanos que tienen el privilegio de poder ver y escuchar en directo a figuras creativas e inspiradoras, glorias de la Humanidad en los campos de la cultura, de la ciencia y del deporte, que creo que sería muy difícil que vinieran a Oviedo si no existiera la Fundación. Es verdad que me parece que no les importa mucho porque también, como otros que padecimos, están entregados a organizar la revolución pendiente.

Se equivoca rotundamente pensando que a la Fundación le gusta el fasto, salvo que quiera que los Premios se entreguen bajo la carpa de la Feria de la Ascensión, cuando el acto del Campoamor es un modelo de sobriedad y belleza.

Los inicios de la Fundación, le aseguro, no fueron nada fáciles. Y sigue siendo fiel a sus orígenes. Nació pobre en medio de un hiriente escepticismo y no resultó sencillo situarla donde está. No hubo sueldos durante años. De eso podría comentarle algo nuestra común y para mí muy querida amiga Ángeles Caso.

Hoy la Fundación forma cada año a más de doscientos jóvenes en su área musical, convoca cada verano la Escuela Internacional de Música, que dirigen insignes profesores de España y de fuera de ella; ha traído a Asturias a la orquesta "Los Virtuosos de Moscú", que ha cambiado la cultura de la enseñanza musical de nuestra tierra; decenas de pueblos se preparan para competir por el premio "Pueblo ejemplar", que cuida el patrimonio natural e histórico de Asturias, y miles de personas en todo el mundo seleccionan candidatos para participar en la convocatoria de los Premios. Todo ello es elogiado, querido y admirado aquí y fuera de aquí, menos por los que no tienen esperanza, por los que no sueñan más que con llevarnos encadenados a paraísos que ya sabemos cómo terminan. Lo dijo una gloria de la Humanidad, el presidente Isaac Rabin, al ver los sentimientos que estos Premios movilizan: "Un pueblo al que guían esos valores no puede temer al futuro".

Me gustaría que, en lugar de decir lo que me parece que no siente, contribuyese a aportar ideas, sugerencias de nivel y mirada generosa y amplia para mejorar los Premios y hacerlos, si cabe, mejores. Porque sabemos que nada es perfecto, al contrario que muchos de sus compañeros de viaje político que sueñan, olvidando la historia, con otros paraísos recientes que trajeron crueldad infinita y cientos de millones de muertes. Le agradecería que en lugar de proponer destrucción, lanzar gritos, insultar, propusiese ideas no para restar sino para sumar.

Recuerde que, como dijo Miguel de Unamuno, "el sentimiento que lleva al odio sólo es fecundo en males". Tenemos en Asturias una institución, nuestra Fundación, y sus Premios, que han tenido nada menos que el privilegio de haber sido declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Los Premios son, en definitiva, una luz que está encendida todo el año y que aspira a iluminar a todos. Su ya larga trayectoria demuestra que no han excluido a nadie, que nunca han discriminado ideas ni a personas, que siempre han respetado la pluralidad. Le recuerdo que el primer premiado en Letras fue el inolvidable poeta José Hierro, quien estuvo años en las cárceles de la dictadura.

Contra la amenaza de la pérdida de la libertad nos encontrarán siempre. Nunca contra lo que ilumina caminos de consuelo, esperanza y concordia.

Reciba mi más respetuoso saludo.

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