La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sacerdote

Guapa, santa y juiciosa

Sobre la figura de Teresa de Jesús

Lo comenta María de San José, letrada y sagaz, que era muy linda de joven: "Daba gran contento mirarla y oírla, porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabra y acciones". Y los papeles detallan que era de estatura mediana tirando a gordita, el rostro risueño y la frente espaciosa están enmarcadas en una cabellera rizada, de color castaño. ¿O moreno? Tenía la nariz recta un poco respingona, cejas formando entrecejo apacible, boca encarnada y dientes blanquísimos, ojos negros algo saltones, mejillas sonrosadas, tres lunarcillos al lado izquierdo como verruguitas entre la nariz y la boca? La linda jovencita cae bien a la gente, es atractiva. Esta capacidad de simpatía la conservará, le crecerá con el tiempo, hasta merecer un juicio muy amable de la pluma mesurada de fray Luis de León:

-"Quedaban como presos y cautivos de ella?Niña y doncella, seglar y monja, fue para cuántos la veían como la piedra imán con el hierro". En los conventos que fundaba siempre hacía lo mismo. Antes de la fundación aguantaba mil amarguras que vencía con tenacidad y astucia. La noche anterior se la pasaba trajinando para poner todo en orden: limpiar la casa, preparar el altar, y si había suerte, en el dormitorio, colchones de paja para sus monjas. Y a la madrugada las monjas dispuestas y el capellán preparado para celebrar la primera misa. Y entonces pedía una campanilla, aunque fuera de cuatro cuartos y tuviera algún agujero. Pero nunca estrenaba un convento sin la campanilla. Puede que quisiera alertar a los de dentro y a los de fuera que sus monjas estaban ahí por todos y para todos.

De la oración vocal pasó a la oración mental, o de recogimiento gracias al Tercer abecedario del padre Osuna durante el invierno que pasó en Castellanos. Dejó atrás la oración vocal y comenzó la que ella denominó de "recogimiento": un modo nuevo de tratar con Dios. Teresa aprende a mirar "amorosamente" hacia dentro y descubre que Dios habita en ella, Dios está, Dios espera? ¿Qué espera Dios? Le espera a ella. Su conversación. Su amor. Y empieza a tratar a Dios con el corazón, con amor tierno, jugoso, delicado; con palabras tomadas "de la vena del corazón". Y de la compañía y de la amistad saca la fórmula para decir que es la oración:

-"Tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos que nos ama".

Con los años será maestra de oración y descubrirá el núcleo esencial de la oración: "No está en pensar mucho, sino en amar mucho". En el siglo XVI una mujer solo podía aspirar a la tolerancia por parte de los varones. Ya llegarán tiempos mejores. Y cuando intentaron frenarla, era tarde. Hay un elogio que las activistas femeninas de nuestra época quizá no puedan apreciar en todo su valor. Es un episodio precioso, porque nunca un sesudo teólogo del siglo XVI dijo tal cosa. Y fue así. El provincial dominico fray Juan de Salinas le tomaba el pelo al famoso padre Báñez, Salinas le veía prendado de la monja:

-"¿Quién es una Teresa de Jesús que me dicen es mucho vuestra? No hay que confiar en virtud de mujeres".

Báñez, empezó a picarse:

-"Vuestra paternidad va a Toledo, véala".

Efectivamente, Salinas visitó a la Madre en Toledo. Platicaron. Les nació amistad. Unos meses más tarde, fray Salinas encontró al padre Báñez, quien recordaba la ironía de su colega:

-"¿Qué le parece a vuestra paternidad de Teresa de Jesús?"

Fray Juan Salinas no disimuló su entusiasmo:

-"Oh, me habías engañado, decías que era mujer; a la fe no es sino hombre varón, y de los muy barbados".

Termina el V Centenario de Santa Teresa, la escritora de "estilo ermitaño, que siempre busca la humildad y la llaneza", que decía Menéndez Pelayo. Pero, sobre todo, buscaba siempre el Amor, como dejó escrito: "Cuando el dulce Cazador me tiró y dejó herida en los brazos del amor mi alma quedó rendida; y cobrando nueva vida de tal manera he trocado, que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado".

Compartir el artículo

stats